CENTRO ARQUEOLOGICO DE L’ALMOINA
Entorno histórico
De los lugares de interés arqueológico de Valencia la zona de la plaza de l’Almoina es la más destacada, tanto por su riqueza, como por su estado de conservación. Conseguir su preservación ha sido un camino largo que ha concluido en un moderno centro acondicionado para los ciudadanos y visitantes. Está emplazado en pleno corazón de la ciudad histórica y es una plataforma excepcional para recorrer la Valencia monumental.
Sus características son la diacronía, la superposición y la complejidad. Hay mucha historia y arquitectura en poco espacio. En l’Almoina hay edificios de épocas y funciones diversas relacionados con cuestiones históricas, arqueológicas, urbanísticas o religiosas.
La pretensión del Centro Arqueológico de l’Almoina no ha sido explicar únicamente la excavación de l’Almoina. Su función es explicar la evolución de la ciudad misma desde sus fases más antiguas. Es un Museo de Historia Urbana de un yacimiento, Valencia.
Para llegar a la situación actual, en la que, desde 2007, se ha abierto al público el “Centre Arqueològic de l’Almoina” , han debido de pasar muchos años desde aquel lejano 1985 en que el Ajuntament de València asumió la iniciativa de actuar en este espacio tan emblemático de la ciudad. Desde entonces, se desarrollaron trece campañas de excavaciones arqueológicas y se realizaron multitud de estudios científicos sobre los hallazgos en publicaciones y congresos especializados, que han sido básicos para asegurar su exacta identificación y entender su funcionamiento, necesaria fase previa a su correcta exposición pública[.
Ha sido un camino arduo y largo que, felizmente, ha concluido en un moderno centro acondicionado para los ciudadanos y visitantes, emplazado en pleno corazón de la ciudad histórica.
Descripción
El Centro Arqueológico de l’Almoina se encuentra en una situación topográfica privilegiada, en pleno corazón de la ciudad: al lado de la catedral y de la basílica de Nuestra Señora de los Desamparados. Su nombre viene de la institución medieval de l’Almoina, dependiente del cabildo catedralicio, que ocupaba parte del mismo espacio. Fue donde se atendía y alimentaba a los pobres. Con el tiempo, el edificio se adaptó a otras funciones, como cárcel para los amparados por la inmunidad eclesiástica hasta finales del siglo XVIII. Una vez suprimida dicha inmunidad se convirtió en almacén. Restos de un arco ojival de esta construcción eran visibles hasta hace pocas décadas en el solar. La excavación ha sacado a la luz la planta de este edificio, compuesto por una única nave que recorría el solar en sentido norte-sur y en el que se alternaban diversos contrafuertes y apoyos para los arcos desaparecidos. Se extendía de un extremo a otro de la manzana, de manera que su fachada daba a la plaza de l’Almoina, a la cual dio nombre, y la trasera, a la calle del Almudín. Se conocen incluso unos planos de 1830. En 1875 una parte del edificio fue vendida y se demolió para construir viviendas.
Aunque tanto la institución como el edificio que la albergaba desaparecieron, su recuerdo ha permanecido en la toponimia viaria, dando nombre aún a la plaza que separa la catedral del Centro Arqueológico.
La formación de un inmueble tan grande, de forma casi cuadrada, 50 x 51 metros, con una superficie de 2.500 m2, se debió a la ancestral intención de levantar un gran edificio religioso para el culto católico, que serviría como grandiosa ampliación, hacia el lado oriental, de la basílica de Nuestra Señora de los Desamparados. Tras un concurso público, en 1930 se aprobó el proyecto presentado por el arquitecto V. Traver, que proponía la erección de un gran edificio con una cúpula enorme que sobresalía majestuosamente de todo su entorno.
Una vez que, en la postguerra, ya se habían comprado las parcelas y efectuados los derribos en toda la manzana que ocupa el solar, se abandonó este ambicioso proyecto por la falta de medios para ejecutar una obra de tan grandes proporciones. Esta fracasada iniciativa urbanística fue lo que provocó la existencia de este gran espacio vacío.
Durante los años anteriores al inicio de la intervención arqueológica municipal (1985), el lugar se había convertido en un indecoroso solar, prácticamente abandonado en pleno centro monumental de Valencia, junto a la misma catedral. La necesidad de adoptar una solución urbanística llevó, en 1985, al Ayuntamiento de Valencia a pactar con la Archicofradía de los Desamparados, la gestora del espacio, convertir este lugar en un jardín privado, denominado “Jardín Litúrgico”, y se fijó un plazo de 10 meses para la realización de excavaciones arqueológicas. Los numerosos hallazgos monumentales que inmediatamente tuvieron lugar plantearon, primero, la necesidad de continuar las excavaciones y, con el tiempo, aconsejaron modificar la solución urbanística para permitir la conservación y exposición de los restos arqueológico.
Los antecedentes de hallazgos arqueológicos previos en los alrededores del solar de l’Almoina han sido numerosos. Hacia el oeste, ya durante las obras de construcción de la actual Basílica de los Desamparados, en pleno s. XVII, aparecieron numerosos restos, que fueron muy bien publicados, para las costumbres de la época, por J.V. del Olmo, que fue secretario del Santo Oficio de la Inquisición. Destacan varias inscripciones romanas, que aún se pueden ver, más o menos deterioradas, encastradas en la fachada occidental del edificio.
Por el sur, en el edificio conocido como del “Punt de Ganxo”, construido en 1904, durante las obras, además de demoler una torre circular (¿del baptisterio?), se encontraron interesantes piezas arquitectónicas y una inscripción incompleta de época visigoda.
En los alrededores del inmueble, durante la década de 1920-1930, se supervisó la instalación de la nueva red de alcantarillado, gracias a lo cual se detectaron varios muros y se encontraron tumbas visigodas y alguna inscripción romana, como un pedestal de estatua dedicado al emperador Aurelianus.
Entre 1985 y 2005 el Ayuntamiento de Valencia realizó 13 grandes campañas de excavaciones arqueológicas, que pusieron de manifiesto la extraordinaria importancia y el buen estado de conservación de los edificios descubiertos, que constituyen la mejor muestra material de las diversas culturas que se han asentado en Valencia, desde su fundación por los romanos en el 138 a.C., a la época musulmana, pasando por los primeros tiempos cristianos y la época visigoda.
La extraordinaria riqueza arqueológica de l’Almoina ha generado una copiosa bibliografía científica y divulgativa y se puede sintetizar muy esquemáticamente con una serie de datos básicos
- 13 largas campañas plurimensuales (1985-2005).
- 2.500 m2 de superficie excavada: 50 x 51 metros.
- 5 metros de profundidad.
- 2.150 años de historia: 23 siglos.
Los numerosos restos se pueden agrupar en cinco grandes periodos histórico-arqueológicos correspondientes a cinco ciudades superpuestas:
- romana republicana: 138-75 a.C.
- romana imperial: siglos I a V d.C.
- visigoda: siglos VI a VIII.
- islámica: siglos X a XIII.
- medieval: siglos XIII a XV.
En total se han exhumado e identificado 30 edificios, más o menos, que ordenados por los grandes periodos serían:
- Época romana republicana: baños (termas), almacenes (horreum), santuario de Asclepios, foro, tabernae, Vía Herculea y calles principales (decumano máximo), ofrendas de fundación.
- Época imperial romana: pórtico del foro, basílica, curia, sede de collegium, horno de cerámica, fuentes, calles principales (cardo y decumano máximo), reforma y ampliación del santuario de Asclepios, Aedes Augusti[,…
- Época visigoda: baptisterio, edificio martirial con ábside de herradura, noria, edificio poligonal, 3 necrópolis superpuestas y dispersas,…
- Época islámica: zoco, acueducto, palacio (Alcázar), viviendas, cementerios reales (rawda), noria, alberca, fortificación interior,…
- Época medieval: edificio de l’Almoina, casas,..
El “Centre Arqueològic de l’Almoina”, gracias a su contenido original, los diversos edificios antiguos que lo componen, más que un museo arqueológico, es un privilegiado espacio para la interpretación de la historia urbana de Valencia. Además de un valioso conjunto de ruinas arqueológicas, también se encuentran hallazgos extraordinarios de episodios históricos con un elevado valor emblemático para la ciudad, como sería la identificación del lugar del martirio de San Vicente y el descubrimiento de algunas de las víctimas de la destrucción de Valencia en el 75 a.C. A un nivel más simbólico, pero siempre a partir de una rica base material, se dispone de varias evidencias de la fundación de la ciudad y de lo que fueron los inicios del cristianismo.
Las excavaciones arqueológicas de l’Almoina forman un espacio amplio, diverso, rico y, por ende, complicado caracterizado por:
- Abundancia de edificios, unos excepcionales o únicos, otros más habituales a nivel general, pero siempre de interés en el contexto regional o local.
- Superposición y reutilización continua de elementos urbanos, normalmente de sólida factura, que al utilizarse durante varias épocas se mantuvieron en buen estado.
- Estado de preservación diverso, desde alzados y pavimentos muy bien conservados, en unos casos, a edificios que sólo mantienen parte de sus cimientos. Normalmente se suele conocer bien su planta general.
- No sólo hay edificios sino que se han identificado las evidencias de hallazgos de otra índole, tan evidentes y extraordinarios como de alto valor simbólico y especialmente valiosos y esenciales para conocer y comprender la historia de Valencia. Serían los espectaculares casos de los ritos de fundación de la ciudad, el lugar del martirio de San Vicente Mártir o la fehaciente y macabra escena real de la destrucción de Valencia en el 75 a.C.
- Cultura material mueble muy rica: epigrafía, cerámica, vidrio, armas, monedas, pintura mural, escultura,….
Albert Ribera para URBS REGIA
Otra información de interés
Horarios y condiciones de visita
De martes a sábados, de 10 a 14 h. y de 15 a 19 h
Domingo, de 10 a 14 h.
Importe entrada: 2€
Bibliografía
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