APOCALIPSIS DE CAMBRAI

Los manuscritos del Apocalipsis son versiones medievales del último libro  del Nuevo Testamento creados en Europa occidental, en general muy distintos  entre sí, aunque en el caso de España, llamados Beatos, su texto y estructura siguen todos el Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana, pero con unas imágenes ajustadas en cada caso a la imaginación y calidad de su autor, así como del estado de la técnica en cada momento.

En este caso, se trata de un manuscrito iluminado que se supone originario de un monasterio situado en el entorno de Cambrai, localidad del norte de Francia en cuya medioteca municipal aún se encuentra. Es uno de los cuatro Apocalipsis carolingios que han llegado hasta nosotros y que demuestran el interés en esa época por este último libro  del Nuevo Testamento. Como el Apocalipsis de Tréveris, unos cien años anterior, sus imágenes son composiciones y motivos clásicos para ilustrar el texto,  que por la forma de sus letras parece muy influido por el estilo del centro de producción de Tours.

Datado alrededor del año 900, por su tamaño podemos suponer que estaba dedicado para uso público en alguna iglesia de Cambrai, desde la que debió pasar a la biblioteca catedralicia y de ésta a su situación actual.

Manuscrito que contiene una versión no completa del Apocalipsis de San Juan en sus 96 páginas, con 46 imágenes de página completa, acompañadas por el texto en la página opuesta, escrito en letra carolina minúscula. Tanto los textos como las imágenes están enmarcados, los textos dentro de un marco sencillo, mientras los de las imágenes  están decorados y son todos diferentes.

Inspiradas en la pintura de la antigüedad tardía, sus imágenes, de gran belleza, suelen ser de compleja estructura, en composiciones muy claras que presentan a los personajes, a veces formando grandes grupos,  en paisajes con árboles y edificios, con una gran variedad de colores, que no han perdido nada de su luminosisdad después e 1.100 años.

Mientras los edificios recuerdan a la última pintura romana – y algunos a las pinturas de San Julián de los Prados, medio siglo anteriores – y definen claramente el tipo de construcción que representan, los personajes que visten túnicas largas en escenas de gran vitalidad en las que están perfectamente diferenciados por su actitud y su forma de vestir.

El Apocalipsis de Cambrai, uno de los manuscritos de este tipo más antiguos que ha llegado hasta nosotros, es también uno de los de mayor belleza y el mejor conservado.