APOCALIPSIS DE VALENCIENNES
Agradecimientos:
A nuestro amigo francés Jean-Luc Monneret que nos ha enviado su trabajo sobre este manuscrito. que recomendamos, del que hemos obtenido todas las imágenes de nuestra ficha.
Notas Previas
Referencia: Biblioteca Municipal de Valenciennes. Ms.009.
Dimensiones: 272 x 201 mm.
49 folios de pergamino. escritos en latín.
39 miniaturas coloreadas de página completa,
Libro de imágenes del Apocalipsis de Valenciennes que nuestro colaborador J-L Monneret ha limpiado y comentado. Pulsar la imagen para acceder. Desde el ibro se accede a toda la información disponible sobre este Apocalipsis.
Descripción
El Apocalipsis de Valenciennes es un manuscrito iluminado del siglo IX con origen en Renania Central, formado por 40 folios de pergamino que incluyen 39 miniaturas a página completa atribuidas a un único artista poco experto, del que algunos autores consideran que podría ser español. Las imágenes están coloreadas, con la particularidad de que fueron dibujadas antes de copiar el texto latino, lo que haría posteriormente un escriba francés que firma como Otoltus, que lo dividió en 64 capítulos con diferentes títulos para cada uno de ellos.
Las pinturas están todas enmarcadas o entrelazadas con elementos geométricos y cada una incluye una leyenda sacada de un texto del Apocalipsis relacionado con la imagen. La primera imagen, en el folio 4, presenta a San Juan Evangelista dirigiéndose al lector.
Análisis de procedencia
No se conoce su lugar de origen, aunque algunos autores opinan que sus imágenes están relacionadas con algunos manuscritos contemporáneos de Renania Central y Flandes y que sus ilustraciones derivan de un ciclo de imágenes que fueron llevadas desde Roma al monasterio de Wearmouth-Jarrow por el abad Benito Bischoff en un viaje que realizó en el año 676. Todo esto les permite asegurar que el Apocalipsis de Valenciennes es, sin ningún género de dudas, la cuna de las miniaturas de los Beatos españoles, y que esta obra es el origen de toda la imagen apocalíptica europea, y más concretamente de la de la Península Ibérica.
Pero esto nos genera algunos problemas de datación con la obra de Beato de Liébana, personaje que vivió en Asturias el siglo VIII y terminó la segunda versión de su “Comentario al Apocalipsis” el año 786. Los grandes investigadores como Gómez Moreno, Camón Aznar, Díaz y Díaz, Neuss, Sanders, Willians o P. Klein, no han podido llegar a una conclusión definitiva respecto a la posibilidad de que ese primer Beato, hoy desaparecido, tuviera ya imágenes, pero lo que sí sabemos es que todas sus copias, incluso el folio más antiguo que conocemos, el del Beato de Cirueña datado hacia el año 900, están iluminadas, por lo que al estudiar su relación con el Apocalipsis de Valenciennes, si ciertamente las imágenes de ambos códices tienen su origen en dicho ciclo, nos podemos plantear dos posibilidades:
En caso de que el primer Beato incluyera ya esas imágenes que luego serían la base para todos los beatos posteriores, dadas las magníficas relaciones entre las cortes de Carlomagno con Alfonso II y el respeto por Beato en Europa después de su intervención en 784 y 785 a favor de las tesis de Alcuino de York contra la teoría adopcionista, parece muy posible que en el siglo VIII se hubiera recibido en Oviedo una copia de las imágenes del monasterio de Wearmouth-Jarrow que se habrían utilizado para iluminar el primer Beato o que su hubiera enviado desde Asturias a un miniaturista para copiarlas. Esto podría explicar que un miniaturista de Oviedo, una vez terminada esa labor, fuera enviado a Renania para iluminar este Apocalipsis. En este tema es importante destacar que en Oviedo había una miniatura de calidad que había permitido copiar en el año 810 una obra tan importante como la Biblia de Tirreni.
Sin embargo, si el primer Beato no tenía imágenes parece muy poco probable que el manuscrito francés fuera iluminado en Renania por un copista español y que su trabajo sirviera de base para crear, ya en el siglo IX una – o varias – primera versión iluminada del Beato.
Pero en todo esto se olvida que en el manuscrito primero se dibujaron las miniaturas y, una vez terminadas, se añadió el texto, algo muy especial ya que lo habitual era escribir el texto dejando los espacios para que el ilustrador incluyera posteriormente las imágenes, lo que nos permite plantearnos incluso la posibilidad de que imágenes y textos se hicieran en lugares diferentes.
Entonces ¿por qué no plantearnos la posibilidad de que se hubiera enviado a Asturias el ciclo aportado por Bischoff para iluminar su primer Beato y que una vez terminado éste al devolverlo se añadiera una copia de las imágenes del ciclo preparadas para ser completado con el texto en Renania? Es una posibilidad quizá remota, pero podría ser fácil de comprobar analizando el pergamino de este Apocalipsis y comparándolo con los pergaminos que se utilizaban entonces en Renania Central y en Asturias, por ejemplo el de la Biblia de Tirreni.
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Jean-Luc Monneret: Apocalypse de Valenciennes IX Siècle