BASILICA DE LA ISLA DEL REY

La isla del Rey (Illa del Rei en catalán) se encuentra dentro del puerto natural de Maó, aproximadamente en su centro. Tiene una extensión de 4,2 ha y llega hasta 14 msnm. En el extremo oriental todavía conserva restos de unas edificaciones que se habrían construido entre los siglos V a VII d. C. Son numerosos los investigadores que consideran que pertenecieron a una comunidad monástica. Incluso se ha llegado a afirmar que podrían ser de allí los monjes que aparecen en la Circular del obispo Severo, escrita a principios del siglo V.

Alrededor de la basílica se han documentado diversas construcciones ortogonales, ordenadas por corredores, algunas de ellas de tipo doméstico o productivo. Dentro de ellas se pueden apreciar varios depósitos de plantas cuadrangulares o rectangulares con revestimiento de opus signinum. También existe un sistema bastante complejo de recogida o de evacuación de las aguas de lluvia, y de un posible pórtico, del que se habrían encontrado dos basamentos de columna todavía in situ.

Se ha propuesto la presencia de una posible torre o faro y destaca la existencia de un stibadium. Aunque en el norte de África y en Hispania los estibadia se vinculan con el mundo funerario y/o martirial, su uso litúrgico está en discusión. Para el de la isla del Rey se ha propuesto una datación de finales del siglo VI-siglo VII. Se ha calculado que en él cabrían hasta 7 comensales y no se duda de su carácter religioso.

Un hecho a destacar de este yacimiento es el del hallazgo de abundantes elementos de mármol claramente importados, de color blanco o gris claro, correspondientes, sobre todo, a mensae. Entre los materiales líticos hallados también destacan un mínimo de tres muelas de molino, y abundantes fragmentos de pizarra.

Hay discusión respecto a si la basílica de la isla del Rey fue de tres naves o de nave única aunque, en la actualidad se acepta más la primera opción. Aun así, otros investigadores ven posible un edificio de planta rectangular, de una sola nave con dos galerías laterales, más que de tres naves. En cualquier caso, parece probable que la iglesia hubiera tenido dos fases muy diferentes.

El cuerpo central de la basílica tiene una estructura tripartita en la que se distingue el sanctuarium, donde estaba ubicado el altar. En éste se habían excavado dos capsellae para alojar reliquias. A continuación hay un espacio intermedio que separa el sanctuarium de la nave. El conjunto estaba pavimentado con un mosaico cuyos temas se organizaban en relación a la liturgia. En las otras dos naves también hubo pavimentos hechos de mosaico, pero éstos se encontraron muy deteriorados, sobre todo los de la nave meridional. En la nave o galería septentrional se localizó una pequeña piscina circular, del mismo estilo que la de Fornás de Torelló. La parte conservada estaba hecha con piedras ligadas con argamasa y presentaba un revoque de opus signinum. Cabe destacar también que la basílica de la isla del Rey es muy parecida a la de Fornàs de Torelló, tanto por lo que se refiere a los mosaicos, como a sus conjuntos arquitectónicos.

La basílica de la isla del Rey, por paralelos con otros yacimientos, se ha datado, sobre todo, en el siglo VI. Pero lo cierto es que, al igual que todas las de las Islas Baleares, presenta graves problemas de datación. En este sentido, cabe mencionar que también hay quien no descarta una fundación en el siglo V o en el siglo VII.

La iglesia y las demás estancias habrían sido construidas de mampostería, es decir, de piedras sin trabajar o muy poco trabajadas, de entre 15 a 40 cm. Pero ay que tener presente que no todos los muros están hechos de igual manera, y que también se emplearon sillares bastante grandes y bien escuadrados, que se habrían mezclado con piedras poco o nada trabajadas. No se descarta que hubiera muros hechos en seco, pero también los hay que tienen tierra compactada empleada como aglutinante. Parece que también se empleó puntualmente mortero de cal como, por ejemplo, en los pilares. Los muros suelen medir entre 0,6 y 0,7 m de ancho. Se documentaron fragmentos de cal y restos de argamasa que pertenecían seguramente a los muros de la basílica. Algunos de ellos, muy grandes, podrían corresponder al revoque de las paredes. Aparte de los pavimentos de mosaico con preparación de opus signinum, se han documentado pavimentos de tierra pisada y de mortero de cal, así como zonas donde el piso era la roca natural retocada.

Se han podido identificar varias sepulturas de individuos adultos en el interior de la basílica y en las estancias anexas y todo apunta a que serían del tiempo en que aquélla estuvo en uso. La localización de una tumba privilegiada localizada en el ábside de la iglesia, detrás del altar, permite proponer que la basílica se pudo originar a partir de una memoria de un personaje muy singular. En el sureste del conjunto, por debajo de un supuesto cementerio de época moderna, se localizaron diversas tumbas excavadas en la roca, de las llamadas “olerdolanas”, que bien podrían ser de los siglos V a X d. C.

Mateu Riera Rullán para URBS REGIA

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Basílica de la Isla del Rey

MOSAICO DE LA BASÍLICA DE S’ILLA DEL REI

Basílica de La Isla del Rey