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SAN MARTÍN DE CASTAÑEDA

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Entorno histórico

El primer monasterio de San Martín de Castañeda (Sanabria, Zamora) fue erigido sobre una villa romana anterior al s. V localizada en el entorno del lago de Sanabria. Localizado entre montañas, el espacio fue proclive (como también lo fue el cercano de El Bierzo) a los asentamientos eremíticos; es más, el monasterio Ageo del que partió el monje Genadio para restaurar San Pedro de Montes, llegó a pertenecer al monasterio de San Martín. La riqueza piscícola del lugar y las hambrunas que sacudieron Tierra de Campos ayudaron, sin duda, al poblamiento del lugar

Pero para conocer los primeros momentos del monasterio (que en la documentación del s. X aparece como Castaria o Castinaria) recurrimos a la inscripción (epígrafe de consagración) conservada hoy en día en la fachada occidental de la iglesia; según dicho epígrafe, la iglesia fue dedicada a San Martín (“… MARTINUS SANCTUS HONORE DICATUS…”) y erigida, al parecer, en tan sólo cinco meses desde los cimientos, tal y como señala el epígrafe conservado: “… ET HI[C] [T]E[M]PLU[M] LITAVIT / EDIS RUGINAM A FU[N]DAMINE EREXIT ET ACTE SAXE EXARABIT / … DUO ET TRIBUS MENSIBUS PERACT[I] SUNT HEC OPERIBUS…”. Resulta obvio que las obras efectuadas en tan corto plazo de ejecución no pudieron ser muy relevantes ni de gran trascendencia constructiva ya que es evidente, para quién se dedique a la historia de la arquitectura medieval hispánica, que en tan poco espacio de tiempo no se puede construir ningún tipo de edificio tal como aseguran dichas inscripciones, de manera que las obras que deben llevar a cabo los nuevos habitantes para disponer de los edificios que reaprovechan son mínimos: limpieza, pintura y reparación de cubiertas. La inscripción habla claramente de la restauración de un edificio anterior en ruinas: “HIC LOCUS ANTIQUITUS… BREVI OPERE INSTRUCTUS…”.

En el caso que nos ocupa parece claro que tan sólo se acometió la restauración del edificio preexistente y no hay constancia epigráfica de obras posteriores. Sobre lo que si hay constancia, en el mismo epígrafe, es de que las obras se efectuaron no por mandato de las autoridades sino por la apremiante vigilancia de los monjes (”… NON IMPERIALIBUS IUSSUS ET FRATRU[M] VIGILANTIA INSTANTIBUS…»). La tarea de la comunidad se limitó a la constante e insistente vigilancia de unos trabajos que se efectuaron no por imposición de la autoridad y quizás siguiendo los principios de la regla isidoriana, que adjudicaba las tareas constructivas a los siervos. El epígrafe habla de una constante / incesante / apremiante “vigilancia» de la comunidad sobre las obras, nunca que fueran los monjes sino los fratres -o “hermanos” laicos, o tal vez siervos, que les acompañaban los que las efectuasen

El nuevo monasterio aparece documentado por vez primera en el año 927, si bien una noticia documental del año 952 -recogida en el “Libro Becerro” y procedente de dicho monasterio- afirma que la primera comunidad de monjes que llegó a Castañeda lo hizo bajo las órdenes del abad Martín, que lo era de San Cebrián de Mazote (Mouzoute), en tiempos de Ordoño II, hacía 36 años, esto es, en el 916. Es decir, el edificio que restauró el cordobés Juan (consagrado en el 921), que es el que aparece en la inscripción, había sido utilizado por el abad Martín y sus monjes de Mazote, pero si es así resulta evidente que las noticias (documentales y epigráficas) se contradicen: mientras que en el epígrafe se habla de un lugar arruinado durante largo tiempo que fue restaurado en cinco meses por el abad cordobés Juan y consagrado en el 921, el documento del “Libro becerro” señala la existencia de vida comunitaria desde cinco años antes (916), ya que allí se asentaron el abad Martín y unos “fratres” que llegaron desde Mazote, y en ningún momento se habla de que allí se localizase algún tipo de hábitat comunitario. No obstante también cabe la posibilidad de que, como advirtiera Fray Bernardo del Villalpando y admitiera Yepes, la fecha del texto epigráfico debamos interpretarla como “… ERA NOVIES CENTENA SEXIES NONA…” (916) y no como “… ERA NOBI[ES] ET [SEMIS] CENTENA NONA…“ (921

San Martín de Castañeda llegó a ser el más importante de los cenobios sanabreses conocidos hasta el momento. Pero aun así, la vida monástica no llegó a sobrepasar la frontera del año 1000 debido, en gran medida, a la aguda crisis que asoló la zona a finales de la décima centuria; y sus construcciones altomedievales desaparecieron definitivamente en el siglo XII; a mediado de dicha centuria, en 1150, el monarca Alfonso VII de León donará el lugar a Pedro Gutiérrez, también conocido como San Pedro Cristiano; este monje, procedente del monasterio leonés de Carracedo, será el que restaure nuevamente la vida monacal en Castañeda, bajo la observancia de la regula monachorum benedictina, convirtiendo a Castañeda en filial de Carracedo. Pocos  años después, en 1156, será el abad Martín IV, quien mande construir la iglesia que hoy en día podemos admirar. En 1245 el monasterio se afilió a la orden cisterciense.

Hoy en día sirve de recepción, museo y centro de interpretación del Parque Natural de Sanabria.

Descripción

El actual monasterio de san Martín de Castañeda fue erigido a finales del siglo XII y es uno de los máximos exponentes del románico zamorano. La zona mejor conservada es la iglesia, aunque también se ha conservado parte de la crujía oriental del claustro reglar y la septentrional del claustro de la hospedería. El templo monástico -realizado con excelente y austera sillería granítica y pizarra- presenta planta cruz latina, con tres naves de cuatro tramos cada una, un crucero cúbico y una cabecera formada por tres ábsides semicirculares escalonados.


Casi nada se conserva del cenobio prerrománico construido allí en las primeras décadas del siglo X hoy en día, aunque según algunos historiadores hay documentación gráfica (anterior a 1927) que avala la existencia de un vano abierto, mediante arco de herradura, en el hastial norte de la iglesia. Una posibilidad que adquiere grandes visos de realidad cuando a raíz de la eliminación del enlucido que cubría los muros de la iglesia se localizó la huella de un arco de herradura en el interior del muro del costado septentrional. Y con motivo de la restauración de la iglesia en los años sesenta del siglo XX, en el área del claustro se encontraron restos (basas, fustes sogueados, etc.,) de filiación asturiana y leonesa, s. IX-X, que hoy en día se conservan en la sacristía de la iglesia.


Del siglo X, del primitivo monasterio de san Martín data la inscripción o epígrafe de consagración del que ya hemos hablado, empotrada en el el exterior del hastial occidental de la iglesia: “[H]IC LOCVS ANTIQVITVS MARTINVS· SCS · HONORE DICATVS· BREVI OPERE INSTRUCTVS DIU MA[n]SIT· DIRVTVS DONEC· IOHAN[n]ES ABBA· A CORDOBA VENIT· ET HIC· TE[m]PLV[m] LITAVIT [A]EDIS RVGINAM· A FV[n]DAMINE· EREXIT ET ACTE SAXE EXARABIT NON· IMPERIALIBVS IUSSVS· ET FRATRV[m]· UIGILANTIA· INSTANTIBVS DUO· ET TRIBVS· MENSIBUS· PERACT[I] SUNT· HEC· OPERIBUS· HORDONIUS· PERAGENS· SCEPTRA· ERA NOBI ET S[emis] CENTENA NONA”: “Este lugar antiguamente dedicado en honor de San Martín, de reducidas dimen-siones, permaneció́ en ruinas durante largo tiempo, hasta que el abad Juan vino de Córdoba y consagró aquí un templo, levantó́ sus ruinas desde los cimientos y lo reconstruyó con piedra labrada, no por orden imperial y sí por la incesante diligencia de los monjes. Estas obras se acabaron en cinco meses, reinando Ordoño (II), en el año 921”.


Antes de 1991 se realizaron unos pequeños sondeos arqueológicos en su fachada y en el lateral norte de la iglesia, sondeos que tan solo permitieron corroborar la existencia de reformas.


Y también son muy escasos los restos altomedievales decorativos conservados en el actual monasterio, aunque algunos todavía pueden verse reutilizados en viviendas de la localidad; y entre dichos restos destacan los de un relieve figurado, y ligeramente fragmentado (de 1,76 m. de altura, 0,50 m. de anchura máxima y 0,22 m. de profundidad), articulado en cuatro registros: el inferior ocupado por un par de figuras de pie -muy similares a lo “solitarios u “hombres del cayado” del arte asturiano- cobijadas por un doble aro de herradura; el primer registro presenta dos elementos decorativos o tondos inscritos en círculos (cruz griega patada y flor octopétala); el segundo se muestra ocupado por un doble arco de herradura y, finalmente, el registro superior, que aparece decorado con una cruz procesional de tradición asturiana con las puntas lanceoladas. Según sus estudiosos podría tratarse de una lauda funeraria o lauda sepulcral.



Artemio M. Martínez Tejera para URBS REGIA



 



 


 


Otra información de interés

Horarios y condiciones de visita: De 11,00 – 14,00 h. y de 16,00 a 20,00 h. de lunes a domingo, excepto viernes que permanecerá cerrado.  Teléfono: 980 62 20 94.

Importe entrada: 1€

 

Bibliografía

Grau Lobo, L.A., (1991): “Patrimonio histórico-artístico en torno al lago de Sanabria, I: el monasterio de San Martín de Castañeda”, Anuario (Instituto de Estudios Zamoranos “Florian de Ocampo”), Zamora, 405-430.
Sanz González, F.J y otros (1991): “Sondeos arqueológicos en el entorno de la iglesia de San Martín de Castañeda (Galende, Zamora”, Anuario del instituto de estudios zamoranos “Florián de Campos”, 315-324”.
Regueras Grande, F. – GRAU LOBO, L.A., (1992): “Castilleja, Retortillo y Castañeda: nuevas evidencias sobre tres viejas iglesias mozárabes”, Boletín de Arqueología Medieval nº 6, 103-137.
ID., (1993): “Nuevas evidencias sobre una vieja iglesia mozárabe: S. Martín de Castañeda”, Brigecio (Estudios de Benavente y sus tierras. Centro de Estudios Benaventinos “Ledo del Pozo”) nº 3, 83-113.
Rodríguez Montañés, J.M., (2002): “San Martín de Castañeda”, en Enciclopedia del Románico, Vol. Zamora, 117-130.

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