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SAN JUAN BAUTISTA DE BURGUILLOS DEL CERRO

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Entorno histórico

Tras más de dos siglos sumida en un sueño del que parecía no poder despertar, la Iglesia de San Juan Bautista retornó a la vida recuperando parte del esplendor perdido durante años de abandono. Gracias al esfuerzo del Excmo. Ayuntamiento de Burguillos del Cerro llegó la financiación necesaria para la recuperación de una de las joyas de la arquitectura medieval extremeña. La inversión realizada no solo ha facilitado consolidar y restaurar un edificio condenado a la desaparición, también ha permitido dotar de uso la exiglesia y su entorno al convertirlos en un área interpretativa dedicada a la Orden del Temple, a la cual estuvieron estrechamente ligados.

Desde los siglos VI-VII, momento en el que se alza la primera iglesia, hasta fines del siglo XVIII, tiempo en el que es abandonada, en San Juan y su entorno se erigieron sucesivamente una iglesia de época visigoda, una zawiya surgida en torno a una rabita con su maqbara, que estuvieron en uso al menos entre los siglos X y XIII, y una iglesia templaria, que con numerosas reformas efectuadas entre fines del siglo XV e inicios del XVI, ha llegado hasta nuestros días.

El pequeño templo visigodo, del que han sido reconocibles tanto la cabecera, como el arranque de su nave, fue construido entre los siglos VI y VII; debió perdurar en uso hasta bien avanzado el periodo de dominación islámica, circunstancia que se repite en numerosos templos de la antigua Lusitania.

El solar de la antigua iglesia goda y los restos edificados aún en pie fueron transformados completamente para adecuarlos a nuevas necesidades entre fines del emirato e inicios del califato (primer cuarto del siglo X). Aprovechando parte del edificio cristiano, los musulmanes erigieron una zawiya. Una zawiya es un conjunto de edificios dedicados a hospedería y escuela coránica alzados en las inmediaciones de una rabita, habitáculo que acoge el enterramiento de un santón musulmán. La veneración hacia este individuo generó  una maqbara (cementerio) en su entorno, pues muchos querían inhumarse en su proximidad para percibir sus beneficios espirituales, y el peregrinaje de los vivos en busca de la baraka del santo entre los siglos X y XIII.

La rabita, conservada íntegramente, y partes de otros edificios de la zawiya, fueron readaptados por el Temple para crear una iglesia atípica, singular, que orbitaba más sobre la rabita, ahora transformada en capilla, que sobre la cabecera. Los caballeros templarios la consagraron bajo la advocación de San Juan Bautista, uno de los santos titulares de la Orden. El templo disponía de una cabecera cuadrangular y tres naves; en torno a él se disponía un amplísimo camposanto, superpuesto, en parte, a los anteriores de épocas visigoda e islámica. Los caballeros templarios, instalados en la villa desde 1238, año en que fue conquistada, aprovecharon la enorme capacidad de atracción que generaba el lugar desde antiguo para ganarse a los habitantes de la localidad y las comarcas cercanas bajo el planteamiento de hacerles orar en el mismo lugar aunque a una divinidad diferente.

Tras la supresión de la Orden, la población se incorporó a las tierras de realengo, a la Corona, antes de ser donada a miembros de la nobleza. Alfonso Fernández de Vargas fue uno de ellos, detentó la posesión de Burguillos en el último tercio del siglo XIV. Al morir en 1390 fue enterrado en la antigua rabita, ya denominada Capilla de la Consolación, según dejó definido en su testamento. Un magnífico sepulcro de mármol con su efigie y los distintivos de su clase fue allí dispuesto, hecho que no hizo sino redundar en la sacralidad de un espacio con alto valor simbólico.

Entre fines del siglo XV e inicios del siglo XVI tuvieron lugar importantes reformas sobre los ya entonces viejos edificios, así como la adición de un cuerpo de campanas. La cabecera fue ampliada mediante la adición de un nuevo tramo hacia el este y creció en altura. El siglo XVIII trajo la construcción de dos nuevas capillas anexas a la de la Consolación: las de San José y El Cristo. A finales del siglo XVIII, dada la edificación de un nuevo templo que aglutinaba las dos parroquias en que estaba compartimentada la población, San Juan Bautista fue abandonada y convertida en cementerio municipal, uso que mantuvo hasta mediados del XIX.

Descripción

Situada al NW de la población entre las calles San Juan y Espíritu Santo se alza San Juan Bautista, primero una de las iglesias parroquiales, y desde fines del siglo XVIII uno de los cementerios del municipio, utilizado hasta la edificación del camposanto que actualmente permanece en uso. La iglesia ocupa una posición periférica con respecto al pueblo, pero ha subsistido encajonada en un fondo de saco urbanístico que ha facilitado su pervivencia; una cerca perimetral la ha protegido del crecimiento urbano, y la ha dejado totalmente aislada desde el siglo XIX, hasta generar un espacio amplio no habitado ni ocupado en parte de su superficie durante aproximadamente dos siglos.


El templo presenta una cabecera muy desarrollada en planta, compartimentada en dos tramos perfectamente diferenciados gracias a la presencia de un arco ojival; el primer tramo presenta una bóveda de crucería cuyos nervios moldurados arrancan de ménsulas prismáticas de dos trompas de arista en las esquinas NE y SE. Dos vanos muy estrechos bajo arcos de medio punto y con abocinamiento hacia el interior iluminaban el espacio, uno al Sur y otro al Norte. El segundo tramo conecta con la nave mediante un arco de triunfo apuntado que arranca de sendas pilastras cuyo capitel aparece decorado con moldura sencilla, la cimentación de su muro sur es de cronología visigoda. Un casquete hemisférico realizado con ladrillo cubre este tramo, asienta dicha bóveda sobre cuatro amplias pechinas. Dos ventanas afrontadas se sitúan en los lienzos Norte y Sur, se trata de dos vanos de medio punto en los que se ubican sendas piezas de granito tallado en un solo bloque en cuya zona superior están tallados cuatro círculos en cruz y bajo ellos dos vanos apuntados separados por un ajimez esculpido aparte. La sacristía ha desaparecido, aunque su estructura es perfectamente legible gracias a las huellas dejadas sobre las fábricas anexas.


La construcción muestra claras trazas de estilo gótico-mudéjar propias de fines del siglo XV e inicios del XVI entremezclados con elementos de claro corte arcaizante cuya existencia explicaremos en el siguiente apartado, elementos cuya presencia no se entendería si no los consideramos como parte de una edificación más antigua de la cual es legataria la hoy visible. Cuatro pilares refuerzan exteriormente el testero en los puntos en los que los empujes de las bóvedas requieren un contrarresto, se trata de contrafuertes adosados a la fábrica principal de disposición escalonada en su parte superior. Apoyándose en el situado próximo a la esquina NE se construyó, ya en el siglo XVI, la torre campanario de planta cuadrada en la que se colocaron dos campanas.


Las tres naves configuraron un espacio irregular, tendente al trapecio, alargado y espacioso, fueron eliminadas en el siglo XIX, debieron estar techadas mediante una cubierta de madera. Junto al muro sur se elevaron tres capillas, conocidas como de de la Consolación o de Vargas, San José y el Cristo. La primera sobresale entre las restantes por su tipología arquitectónica diferencial y que sirvió como lugar de inhumación del que fuera señor de la villa de Burguillos del Cerro, Alfonso Fernández de Vargas. Se trata de una edificación bien proporcionada a la que se accede a través de un amplio vano que ocupa buena parte del lienzo Norte; este vano está enmarcado por un alfiz que arranca de la línea de impostas, su trazado resulta un tanto extraño al estar alterado.


Una vez en el interior, donde el vano de acceso repite el enmarque con alfiz documentado en el exterior, se observa que el inmueble se estructura mediante planta central, cuadrada, cuyas dimensiones alcanzan casi los 25 metros cuadrados; el esquema geométrico tan sólo presenta una alteración en su muro occidental, pues un cuerpo cuadrangular en el que se recoge una escalera que conduce a la cubierta del edificio sobresale ligeramente en sentido Este-Oeste.  La totalidad del espacio se cubre mediante bóveda esquifada de ocho paños que arranca desde una cornisa simple ligeramente sobresaliente y eleva su clave por encima de los siete metros y medio de altura; la mencionada bóveda apoya en cuatro trompas de arista situadas en las esquinas de la construcción. En el frente Sur se localizan dos arcos ciegos túmidos dispuestos a modo de arcosolios que arrancan de pilastras de sección cuadrada muy degradadas; sobre ellos se abre una ventana con notable abocinamiento hacia el interior, este vano, una vez cegado, fue utilizado a modo de hornacina en el que situar una imagen sacra, conservándose aún una peana en la que alzarla. El lienzo Este sobresale por ofrecer un juego de tres arcos ciegos que pese a estar muy alterados podrían definirse como túmidos; el central es más elevado que los laterales, uno y otros aparecen enmarcados por alfices independientes; los arcos presentan sus apoyos (pilastras de esquinas ochavadas) decorados con lacerías que asoman bajo diversas capas de mortero bajomedievales y modernas, algunas de esas capas conservan restos de decoración pictórica. La cubierta se realizó mediante ladrillos dispuestos en espiga, posteriormente recubiertos por tejas, que sellan e impermeabilizan cada uno de los paños de la bóveda sobre cuya clave se alza un remate prismático de sección octogonal, elemento decorativo y funcional a un tiempo. En el terrado, elevadas sobre un antepecho se alzan algunas de las almenas de grada que remataban la totalidad del edificio confiriéndole un característico aspecto andalusí.


El concepto arquitectónico en el que se basa este edificio es muy simple: se compone de dos formas volumétricas puras como son un basamento cúbico, solo alterado por el cuerpo de la escalera que sobresale hacia el Oeste, y una cubierta hemisférica, enlazándose ambos por un cuerpo de transición entre el cuadrado y el círculo conformado por cuatro trompas de arista angulares que transforman un espacio cuadrado en otro octogonal. La altura interior se corresponde con una vez y media la longitud de cada uno de los lados de la planta. Este modelo constructivo, denominado qubba tuvo una vida prolongada en la arquitectura hispanomusulmana en sus múltiples variantes, ya sean civiles, ya sean religiosas, sus raíces se hunden en las tradiciones constructivas de la Antigüedad tanto romana como del Oriente Próximo.


Victor Cibello para URBS REGIA


Otra información de interés

Horario: Durante las mañanas de los fines de semana.

Actualmente Centro de Interpretación de la Orden del Temple.

Entrada gratuita.

 

Bibliografía

CUMPLIDO TANCO, J. F.: Burguillos en la Historia, 1998.
GIBELLO BRAVO, V. M.: El poblamiento islámico en Extremadura, Mérida, 2007.
GIBELLO BRAVO, V. M.: La recuperación de San Juan Bautista de Burguillos del Cerro. La Materialización de un sueño, Badajoz, 2015.
GIBELLO BRAVO, V. M. & AMIGO MARCOS, R.: “San Juan Bautista: una rabita hispanomusulmana inédita en la antigua iglesia parroquial de Burguillos del Cerro (Badajoz)”, Mérida ciudad y patrimonio. Revista de Arqueología, Arte y Urbanismo, nº5, 2001, 173-189.

Portales

 

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