ERMITA DE SANTA MARÍA DE VALCAMINO

Santa María de Valcamino se descubre como una pequeña ermita altomedieval  enclavada en las proximidades de la localidad madrileña de El Berrueco. A escasos 60 kilómetros de la ciudad de Madrid, se encuentran los últimos restos de una aldea denominada de Valcamino que fue despoblada a finales del siglo XVII.

La tradición oral revela una posible epidemia que asoló la zona durante este periodo junto a problemas fiscales con el ducado de Uceda en Guadalajara. El Berrueco, antes de pasar a ser Villa en 1593, era una aldea próspera, más aún al tener concedida la exención de pagar impuestos por gracia del Arzobispo de Toledo.

A finales de 1400, el resto de aldeas pertenecientes al Duque de Uceda pusieron un pleito en el Arzobispado de Toledo contra esta gracia que tenía concedida El Berrueco, donde se les desestimó – probablemente los miembros del clero gozaran de atenciones especiales a su paso por este pueblo ya que era el pueblo de entrada al arzobispado por el norte-. También lo intentaron en la Real Cancillería de Valladolid, donde les contestaron que no era su competencia al tratarse un bien eclesiástico. Las aldeas mantenían que esta exención no era justa, alegando que “siendo un pueblo en que se vende mucho pan y mucho vino”. Además estaba exento de impuestos, de lo que deducimos que probablemente había muchos mesones y tabernas para atender a los visitantes, al estar en una vía tan importante, que comunicaba con ciudades como Toledo, Madrid, Alcalá de Henares, Uceda y Talamanca al sur del puerto y al norte con Burgos, Soria, Pamplona, etc. Finalmente, El Berrueco perdió este privilegio al pasar a ser Villa en 1593 y empezar a pagar los impuestos de la corona real, lo cual motivó, -junto a las pestes que hubo por entonces- que la población de la Villa se redujera en un 75% y se despoblara su anejo Valcamino 20 años después.

El nombre de Valcamino se cree que puede ser debido a que el camino que nos lleva hasta este lugar, a su vez en aquellos tiempos, nos dirigía a lugares más importantes como eran Torrelaguna, Alcalá de Henares, Madrid, Talamanca o Toledo,

A esta ermita acudían y eran muy devotos los vecinos de La Cabrera, Torrelaguna, Venturada, Cabanillas y Redueña.
Sus orígenes pueden remontarse a los de un pequeño monasterio que daba asilo y cobijo a los caminantes que atravesaban el puerto de Somosierra.

Los restos que han llegado hasta nuestros días de esta emblemática ermita no permiten un análisis exhaustivo sobre la estructura original de la misma. La ermita se dividiría en tres naves. Un edificio central de planta rectangular, cerrado en ambos lados por un ábside oriental -lugar del altar marcado por una piedra cúbica de época actual- y un anteábside occidental donde simplemente se realizarían ofrendas a santos o mártires, siendo ambos de planta cuadrangular. El altar, donde se guardarían las reliquias, es de piedra caliza procedente de la cantera de Redueña a escasos kilómetros de la localidad berroqueña. Además, el ábside parece ligeramente elevado en altura respecto de la nave central, al que se podría acceder posiblemente mediante un escalón.

Las dos naves laterales son de menor anchura que la central y están separadas de ésta por gruesos muros de sencilla mampostería debido a reformas posteriores a la estructura original de la ermita. Esta idea viene reforzada por la separación característica de las naves laterales a través de columnas en iglesias visigodas y mozárabes

Según un informe arqueológico realizado por la Comunidad de Madrid en 2010, han sido descubiertas tres tumbas dentro del recinto.

Para favorecer una mejor conservación de los restos de la ermita ante las inclemencias meteorológicas, se ha aprovechado la recreación de la posible estructura original de la ermita a través de una falsa cubierta de acero de las  tres naves y uno de los muros de laterales. El presbiterio se representa con una estructura cúbica en hormigón en la zona del ábside y que da acceso a una planta rectangular adosada al ábside sin acceso desde el exterior, posiblemente hiciese de sacristía. Contando también con la construcción de un posible muro exterior de protección que descubre una zona circundante a los muros de la ermita. En esta área se encontrarían dependencias monásticas.

Pendiente de las pruebas que se están efectuando para determinar su origen con exactitud, por el momento todo parece indicar un origen visigodo, aunque fuera reconstruida después del año 1000, momento en el que se pudo añadir el ara mozárabe, ya que:

• Es muy poco probable que entre el 711 y el año 1000 se pudiera construir una nueva iglesia cristiana en una zona totalmente dominada por los árabes.
• La estructura de la iglesia, de tres naves con doble ábside, como la Basílica de San Pedro de Alcántara  en Málaga o Casa Herrera en Badajoz, es habitual en las iglesias construidas por las comunidades norteafricanas que se trasladaron a la península ibérica durante la monarquía visigoda.
• El carbono 14 de para un esqueleto de las tumbas encontradas una datación entre los siglos VII y IX.