La presencia visigoda en Castilla-La Mancha
Iniciaremos nuestro recorrido visitando los restos de la ciudad de Recópolis, construida por Leovigildo en honor de su hijo Recaredo, para continuar recorriendo la importante ciudad romana de Segóbriga en la que encontramos los restos de Cabeza de Griego, la mayor basílica visigoda que ha llegado hasta nosotros.
El segundo día dedicaremos la mañana a conocer dos iglesias visigodas cruciformes del siglo VII: San Pedro de La Mata, en muy mal estado y la conflictiva Santa María de Melque, un monumento excepcional y magníficamente conservado.
Otras visitas recomendadas en Toledo: Mezquita del Cristo de la Luz, Museo de los Concilios y la Cultura Visigoda. Arisgotas: Museo de Arte Visigodo.
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Mapa del viaje
Guía del viaje
Día 1
Dentro de una ciudad construida hacia el 580 por Leovigildo en honor de su hijo Recaredo, se puede considerar como un antecedente de las iglesias cruciformes ya que es de una nave, con una especie de transepto, un ábside y un pórtico que parece que incluía un baptisterio. También existían dos galerías laterales que comunicaban el pórtico con el crucero pero no con las naves.
En las ruinas de la ciudad romana de Segóbriga se encontraron los restos de la mayor iglesia visigoda que se conoce. Era de tipo basilical, con un seudocrucero alargado que le daba forma de “tau“. Fue desmantelada en la restauración del Monasterio de Uclés y de ella sólo nos quedan los estudios de su excavación en el siglo XVIII y algunos restos de decoración.
Día 2
Iglesia cruciforme, construida sobre los mismos planos que Sta. Comba de Bande y Sta. Mª de Melque, aunque por los restos que se han encontrado sabemos que tenía una decoración mucho más rica, entroncada con el arte áulico toledano. Por desgracia, sólo nos han llegado restos de sus muros, quizá debido a fallos en su cimentación sobre suelo plano de granito.
Es el monumento más conflictivo de todo el prerrománico español ya que mientras por su estructura es claramente una iglesia del tipo cruciforme, incluso sus frontones recuerdan a los de Montelios, su sistema de cubiertas y, sobre todo, su decoración apuntan a la época mozárabe. Hay muchos motivos tanto desde el punto de vista histórico como desde el arquitectónico que nos recomiendan incluirla en el periodo visigodo.