BIBLIOTECA MEDIEVAL ACTIVA

Este libro, datado hacia 1319, fue escrito por Pierre de Peckham e ilustrado por el Maestro de la Reina María en el sur de Inglaterra, posiblemente en Londres, en lengua anglo-francesa y escrito en caracteres góticos. Dedica las primeras 106 páginas de sus 215 folios, antes del Apocalipsis, a recordar de algunos episodios de la Historia Sagrada. Está muy ornamentado, con bellas imágenes e iniciales muy inspiradas. El manuscrito termina con un curioso epílogo: “Que Dios proteja de todos los males a quien escribe y escribirá este libro. Ahora que Dios Todopoderoso le dé su gracia y su poder. Que Él conceda la remisión de todos sus pecados a quienes lo lean y comprendan bien.”

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Manuscrito de finales del siglo XIV que se conserva en la Brtish Library atribuido al autor del “Livre du Couronnement de Charles V” creado en Paris en 1365. Contiene 69 miniaturas que nos ofrece Jean-Luc Monneret restauradas digitalmente con su descripción. Las miniaturas de diversos tamaños, gran colorido y decoradas con oro, son de gran calidad y como podéis observar corresponden a un ciclo muy diferente al de los primeros apocalipsis y los primeros beatos.

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El manuscrito dedicado a la Virgen María,  que se mantiene actualmente en la Biblioteca del Museo de los Claustros de Nueva York, fue creado alrededor de 1330 en un scriptorium. de Coutances, por encargo de una rica familia normanda, posiblemente la de Jehan de Montigny. Actualmente contiene 40 hojas de 31 x 23 cm, decoradas con 72 iluminaciones de media página, con el texto apocalíptico en la parte inferior, de las que han desaparecido varios folios y a las que posteriormente se añadieron pequeños dibujos que no tienen nada que ver con el tema religioso.

Manuscrito anglo-normando escrito hacia 1250 y entregado en 1649 por doña Anne Sadleir a la biblioteca del Trinity College, donde se conserva. Escrito en francés antiguo, el texto reproduce no solo el Apocalipsis de Juan, sino también algunos de los comentarios de Berengaud,ypodría haberse escrito en un taller en la región londinense. Sus imágenes parecen ser obra de cuatro artistas diferentes, dos de ellos en el estilo románico, bastante similar al de los Beatos de Liébana, manuscritos que pueden haber sido vistos por Iluminadores ingleses en Gascuña. Los otros dos iluminadores utilizan nuevo estilo gótico procedente de Francia en este momento.

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A diferencia de lo sucedido en España con los Beatos, de los que los más modernos son de principios del siglo XIII, en Europa se siguieron creando nuevos manuscritos del Apocalipsis hasta el siglo XV. En este libro activo presentamos las imágenes de un Apocalipsis que incluye una “Vida de San Juan”, conservado en la Biblioteca Británica, escrito en latín en caracteres góticos e iluminado en los Países Bajos a finales del siglo XIV principios del XV.

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Traducido del griego al latín por Germánico (-15 – +19), los Arateas describen las 48 constelaciones de la época y las leyendas que los acompañaba. El conjunto constituye un ciclo de imágenes muy populares en la Edad Media. El ‘Aratus-Germainicus: Phaenomena’ de la Burgerbibliothek de Berna fue creada alrededor del año 1000 en el scriptorium del monasterio de  Saint-Bertin, en Saint-Omer, en el norte de Francia se inspira en los de Leiden y Boulogne-sur-Mer copiado también hacia el año 1000. Se trata de un breve manuscrito del que no quedan nada más que 11 folios en pergamino de 37 x 28,5 cm. del que faltan sin duda un gran número para completar las constelaciones y el texto latino), en este caso,

En Lotaringia (Metz, Aix-la-Chapelle?) se creó al principio del siglo IX (816? 825?), sin duda por orden de Louis-le-Pieux, un manuscrito que reproduce e ilustra el texto de el de Aratos de Soles (310-245 a.C.), traducido al latín como Germánico (15 a. C.-19 d. C.). Se trata de un trabajo que hace un repaso de las 48 constelaciones de la antigüedad griega. El manuscrito original consta en la actualidad de 99 folios en pergamino de 225 x 200 mm. y se conservaría en el monasterio de San Bertin de Saint-Omer hacia el año 1000, donde se hicieron dos copias, aquí presentamos una de ellas, que se conserva en Boulogne-sur-Mer.

Creado en Lotaringia (Metz, Aix-la-Chapelle?) al principio del siglo IX (816? 825?), sin duda a petición de Luis el Piadoso, este manuscrito reproduce e ilustra el texto de Aratos de Soles (310-245 a.C.), traducido al latín por Germánico (15 a. C.-19 d. C.). Esta obra, de la que se hicieron dos copias, hoy en Boulogne-sur-Mer y Berna, es un repaso por las 48 constelaciones de la antigüedad griega que nos permite comprender mejor los conocimientos astronómicos de esta Alta Edad Media. Se trata de un magnífico códice iluminado carolingio, que consta de 99 folios en pergamino de 225 x 200 mm. del que sólo quedan 35 iluminaciones de página completa, más otras encontradas en diversos lugares, a veces sólo en blanco y negro y de muy mala calidad.

Alfonso X el Sabio fue aficionado a las ciencias ocultas, hasta el punto de que parecer ser que desde su infancia se hizo traducir obras árabes de ocultismo, en una época en que sabiduría y astrología eran casi sinónimos. Combinando cábala, talismán y astrología, en este libro, que se conserva en la Biblioteca Vaticana, intenta comprender el pasado para poder predecir el futuro. El manuscrito, datado sobre 1280,   conserva 153 hojas de pergamino de 29 x 40 cm, que pertenecen a varios libros de distinta letra y estructura, de las que de las que sólo las primeras 36 corresponden a la Astromagia.

Atlas de cartas náuticas precedidas de un calendario y una descripción cosmográfica, esta última inspirada en la Imago Mundi de Honorio Augustodonensis de principios del siglo XII. Comúnmente llamado Atlas catalán, fue creado en Mallorca entre 1370 y 1380 por Abraham Cresques (1325-1387) para el rey de Francia Carlos V (1338-1380). La obra está escrita en catalán, en minúsculas, sobre pergamino. Cada una de las 12 tablas altas de 645 x 250 mm se pegó sobre una tabla de madera (anverso y reverso), lo que explica el desgaste en los bordes de las hojas. Las ocho hojas de cartas representan el mundo entonces conocido, partiendo de China hacia el Atlántico y, como es tradicional en los mapas medievales, están cubiertas de paisajes y personajes, ficticios o reales. lo que las enriquece con un conocimiento enciclopédico que se inspira en historias de viajes de los siglos XIII y XIV.

El Atlas Miller , obra de Lopo Homen, “maestro de mapas de navegación” del rey Manuel, ayudado sin duda por su antiguo amo Pedro Reinel y el hijo de este último, Jorge, era originalmente sólo un conjunto de hojas separadas de vitela, de las cuales sólo nos han llegado seis, en los que faltan al menos mapas de África. Hechos en Lisboa en 1519 para el rey de Portugal Manuel I,  en un momento próximo a la primera circunnavegación de Magallanes (1519- 1522) y posiblemente  están destinados a evitar la guerra con Castilla tras el Tratado de Tordésillas (1494), momento en que las dos naciones están en una amarga competencia en los mares del globo después de los grandes descubrimientos geográficos. El atlas, , resalta la grandeza de las posesiones portuguesas.

Manuscrito de origen español, se cree que procedente del monasterio de San Benito de Sahagún, que destaca entre el resto de los beatos por su reducido tamaño y por incluir únicamente ocho miniaturas. No se conoce nada sobre su historia ni de cómo llegó a pertenecer a la familia Corsini, aunque se considera posible que pasara por las manos del Conde-Duque de Olivares, que requisó muchos códices de iglesias y monasterios.

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Es otro de los beatos creados fuera de España. Con 98 folios de 300 X 190mm escritos en letra carolina, aunque en los textos de los dibujos se utilizada la letra visigótica, y sus 55 dibujos a pluma de pequeño tamaño, ofrece un aspecto muy diferente al del resto de los beatos conocidos. Es atribuido a algún monasterio del centro o el sur de Italia y Jhon Williams lo incluye en el mismo grupo que los Beatos de Burgo de Osma y de Lorvao, aunque las características de sus miniaturas son muy diferentes.

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Creado ya en plena influencia cluniacense, este beato, que consta de 166 folios con 71 miniaturas, aunque conserva claras influencias de obras mozárabes como el Beato primero de la Biblioteca Nacional, el del Escorial y el de San Millán, tiene ya una gran relación con la pintura románica, por ejemplo en la sustitución en algunos casos de los arcos de herradura por los de medio punto o en los ropajes de los personajes que son un reflejo de las costumbres del siglo XI. Podríamos considerarlo como el primer beato románico hispano.

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Consta de 152 folios de 305 X 190mm, que actualmente están repartidos en varios lugares, la mayor parte de ellos en el Museo Arqueológico de Madrid. Incluye 51 miniaturas en las que trabajaron dos maestros distintos, ambos de una gran calidad. Sus imágenes son de gran colorido, a base de rojos, azules, verdes y láminas de oro, la mayoría inspiradas en el Beato de Gerona. Como dicho Beato y el de Tábara entre otros, sigue la tradición de la versión IIb, aunque se trata de una obra de la última fase de la miniatura románica y que ya anuncia el gótico.

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Considerado casi de forma unánime como procedente del escritorio emilianense y fechado entre el 950 y el 955, consta de 151 folios y 52 miniaturas que muestran las características de las obras de dicho monasterio: colores agresivos, predominando el amarillo como fondo; rostros de los personajes tratados de la misma forma y dotados de una gran expresividad, con ojos almendrados, cuellos rectos, comisuras de los labios hacia abajo y orejas de doble lóbulo.

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Es el único beato (con la posible excepción del Beato de las Huelgas) que fue copiado para los reyes de Castilla y León. Encargado por Fernando I y doña Sancha, cuenta con 624 páginas de 360 X 268mm a 2 columnas en escritura visigótica y 98 miniaturas de gran calidad. Se conservó en la Colegiata de San Isidoro de León, hasta que Felipe V lo requisó y envió a la Biblioteca Real. Actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, en la vitrina 14, 2. Miniado en una época en que empezaba a ser patente la influencia cluniacense en España, significa un cambio de estilo muy significativo respecto a la miniatura española del siglo anterior.

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Beato descubierto recientemente al depositar los Misioneros de La Salle una colección de antiguos manuscritos a la Biblioteca de Ginebra. Escrito en letra carolina redonda y, la mayor parte, en letra beneventina. A pesar de que este tipo de letra indica una procedencia italiana, sus miniaturas respetan la estructura y el contenido de los Beatos españoles, aunque su estilo tiene muy poca relación con la miniatura mozárabe.

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No se conoce su procedencia, pero se sabe que fue encargado por una dama posiblemente para el Monasterio de Las Huelgas y no hay ninguna duda de que fue copiado del Beato de Tábara ya que, además de otras conicidencias, es el único caso en el que aparece la imagen de Emeterio con la torre de Tábara. Es el Beato de mayor tamaño con 520 x 364mm, y consta de 187 folios y 116 miniaturas, desde el cuarto de página a la doble página, que respetando la estructura iconográfica del original, presentan un estilo naturalista muy relacionado con la primera miniatura gótica.

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Basado en su mayor parte en la considerada como versión pictórica I, es el más completo que se conserva de esta versión. Se trata de uno de los últimos beatos, la mayoría creados en monasterios cistercienses, en este caso en el de San Mamed de Lorvao, cerca de Coimbra. El estilo de sus miniaturas, aunque claramente románico, no es asimilable a ningún otro códice altomedieval español. Se trata de simples dibujos a pluma sobre fondos de colores rojos y amari-llos pálidos, con figuras muy estilizadas y esquemáticas en las que destacan las líneas esenciales.

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