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CARTAGHO SPARTARIA

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Entorno histórico

La primera vez que se nombra como Carthago Spartaria a la ciudad de Cartagena fue en el Chronicon del historiador y obispo hispanorromano Hidacio (c.400-469) al describir su saqueo por parte de los vándalos en el año 425. Antes había sido invadida por los alanos, que fueron expulsados por el rey visigodo Walia, bajo las órdenes del emperador Honorio, para restablecer la autoridad romana en la región. En el año 427, los suevos de Ermengario reclamaron la ciudad, lo que originó la destrucción de Carthago Spartaria y sus fortificaciones por parte del rey vándalo Gunderico, que más tarde se trasladó al norte de África con su pueblo, dejando la ciudad de nuevo en manos suevas. A su vez estos fueron derrotados por los hispanorromanos ante las murallas que se habían levantado de nuevo. Más adelante, en el 461, tuvo lugar la llamada batalla de Cartagena, entre la armada romana de Mayoriano y la vándala de Genserico, siendo derrotados los romanos.

El origen de la Carthago Spartaria bizantina se encuentra en el año 552, cuando el noble visigodo Atanagildo pide ayuda militar a los bizantinos, que con Justiniano en el poder se habían expandido por parte de Italia y el norte de África, para enfrentarse al rey Agila. Con la victoria y posterior coronación de Atanagildo, estos bizantinos reciben como recompensa una serie de territorios al sur de la Península Ibérica, un territorio costero desde Malaca (actual Málaga) y Cartago Nova (Cartagena). La capital se establece en Cartago Nova, que cambia su nombre al de Cartago Spartaria. Durante esos 61 años, la ciudad, que siempre había permanecido más romanizada que el resto del reino visigodo, recuperó su carácter latino, con la restauración de edificios públicos y palacios, el restablecimiento de costumbres romanas y la religión siguió siendo la católica aunque con ritos bizantinos. La provincia estaba dirigida por un “magister militum Spaniae”, un gobernador civil y militar. Uno de estos gobernadores, Comenciolo, ordenó la reconstrucción de las murallas de la ciudad, como constata una lápida conmemorativa, en el que se considera el mejor resto bizantino en la península. Las relaciones entre Constantinopla y Cartagena fueron al lo largo de esta etapa, muy frecuentes, siendo Cartagena un enclave de vital importancia para los intereses bizantinos.

Pero mientras esto ocurría en Carthago Spartaria, en el resto del reino visigodo las luchas internas por motivos religiosos dividían a los gobernantes. Leovigildo pretendía que se adoptase la religión arriana en todo el territorio, ante lo que el sur de la península, mucho más romanizado y católico, se proclamó independiente: Cartagena y la vertiente mediterránea bajo el emperador de Bizancio, la Bética, Sevilla y el Algarve, proclamando rey a Hermenegildo. De esta forma, Cartagena se convirtió en un refugio para quienes eran perseguidos o querían exiliarse. Y por tanto, fue objeto de numerosos ataques. Su gobernador, Cesáreo, pidió ayuda al emperador Heráclio, pero no la recibió. Poco a poco se fue perdiendo todo el territorio bizantino, resistiendo únicamente su ciudad gracias a las murallas.  La derrota del gobernador Cesáreo y su huída, dejaron la ciudad abandonada, y finalmente se rindió a Suintila en el 616, que procedió a destruir fortificaciones, saquear palacios y ejecutar a la tropa bizantina.

En el año 675 seguía siendo sede episcopal pues su obispo Munulo aparece firmando las actas del Concilio de Toledo. Y tras la conquista musulmana de la península, continuaría dentro del reino visigodo de Teodomiro, aunque el nombre de Cartago no aparece en las capitulaciones ante los árabes en el 825.

Toda la ciudad actual de Cartagena es un yacimiento arqueológico, que presenta espacios visitables, en los cerros históricos y en las vaguadas y llanuras entre ellos. Desde la rotonda ante la estación de Renfe, se puede ir hasta la muralla púnica y a partir de aquí adentrarse en el interior de la ciudad. Desde la plaza del ayuntamiento, cerca del puerto, se accede al barrio bizantino del Teatro Romano y zona comercial tardía. Otro sector que recientemente está adquiriendo gran relieve por las muestras que ofrece de su ocupación en fase bizantina, es junto a la zona ya musealizada del Molinete, en su mismo barrio.

La actual ciudad de Cartagena es un gran ejemplo de visitas guiadas e itinerarios bien señalizados y fáciles de acceder, un hito excepcional de la buena gestión del patrimonio arqueológico.

Descripción

Como ya hemos mencionado, uno de los más importantes vestigios de la época bizantina en la península es la lápida conmemorativa de la construcción de las murallas por el gobernador Comenciolo bajo el poder del emperador Mauricio (582-602). Se conserva en el Museo Arqueológico Municipal.


Los restos de esta muralla han aparecido en excavaciones de la calle de la Soledad y alrededores. Son grandes bloques con la técnica opus quadratum junto a materiales cerámicos del siglo VI. Era el tramo de muralla que rodeaba la ciudadela, a su vez asentada en un barrio comercial del siglo V.


El descubrimiento del teatro romano en una zona cercana sirvió para concluir que el tramo de muralla aparecido era un aprovechamiento de uno de los pórticos que daban a dicho teatro.


La muralla se puede visitar en la parte inferior de la Sala de Exposiciones Municipal.


Existen restos de dos barrios bizantinos, uno en la ladera del cerro de la Concepción y el otro en El Molinete, con modestas construcciones y carencia de ornamentación. En el primero de ellos se hallaron materiales domésticos como peines o anillos, así como puntas de flechas o restos de láminas de armaduras de una lorica squamata de origen oriental usada por los romanos. No se sabe si estas edificaciones eran almacenes, residencia de la guarnición o para mantenimiento de la fortaleza. Por otro lado, la estructura del barrio de El Molinete, con casas adosadas, callejones acodados y un urbanismo irregular, indica que podría tratarse de una zona artesanal, con al menos una herrería y una alfarería.


Cabe destacar la excavación de una necrópolis fuera de las murallas, con ajuares funerarios consistentes en jarras africanas, que darían testimonio de la amplia actividad comercial, y monedas bizantinas de bronce acuñadas en la propia ciudad, los nummi. Llama la atención la escasez de ajuares femeninos en dicha necrópolis.


Y por último, la abundancia de restos subacuáticos en la bahía de Cartagena, especialmente en El Espalmador, puede indicar que ese terreno era el fondadero principal para embarcaciones usadas para el comercio entre España y África, con la conservación de numerosos pecios como el de Punta de San Leandro o Bajo de Santa Ana.


La presencia de la cultura ibérica parece difusa y tardía, la fundación de una ciudad púnica (Kart Hadasht) con muralla ha dejado algunos restos, pero es la colonia romana de Nova Carthago, la que ha permitido que se conserve parte del foro, termas, teatro, anfiteatro, santuarios, calzadas, una gran colección epigráfica, esculturas y piezas arqueológicas llegadas de todo el Mediterráneo. Destacan sus varios cerros históricos, destacando desde época reciente la musealización de una parte del cerro del Molinete y las estructuras romanas públicas romanas que se extienden a sus pies y dan paso a toda la zona del Foro. Pero es la fase bizantina, de los siglos VI y VII, la que ha legado un barrio bizantino comercial excepcional, al que se puede sumar el nuevo sector del barrio del Molinete.


Es una ciudad tardía que sirve de gran ejemplo de spolia, de un enorme reempleo de gran cantidad de material romano, que va a ser muy útil en fase tardía y bizantina, con espacios públicos que cambian su función y con interesantes necrópolis tardías. Tuvo un importante episcopado metropolitano romano que en fase goda fue suplantado por el nuevo de Toletum, al convertirse en el siglo VII en una auténtica Urbs Regia, sin embargo, de la arquitectura cristiana romano-goda y bizantina no se ha conservado nada. En cambio, las necrópolis tardías de la ciudad, de los siglos VI y VII, si se conocen bien, aportando ajuares procedentes de la península, pero también del Mediterráneo bizantino. También es de tener en cuenta, un buen número de inscripciones sobre placas de piedra, escritas tanto en griego como en latín, que son de este momento histórico, destacando la monumental de Comenciolo. Es fundamental visitar el Museo Arqueológico Municipal y el Museo del Teatro para conocer los materiales recuperados de esta etapa histórica.


Elena Cardenal y Antonio Poveda para URBS REGIA


Otra información de interés

Los restos se encuentran localizados por toda la ciudad y en el Museo Arqueológico de Cartagena.
Horarios del Museo: De martes a viernes: de 10:00 a 14:00 h. y de 17:00 a 20:00 h. Sábados y domingos: de 11:00 a 14.00 h.
Se recomiendan visitas de media hora o de una hora de duración. Las visitas escolares son guiadas y para visitas en grupo hay que hacer reserva.

Entrada gratuita

 

Bibliografía

GARCIA del Toro, J.R., 1980: Cartago Spartaria : estudio histórico-arqueológico de la industria espartera en la Prehistoria y Edad Antigua en el Sureste, Academia Alfonso X El Sabio, Murcia
GÓMEZ CAPILLA, J.M., 2020: Acercamiento histórico-arqueológico a la Cartagena Bizantina: Carthago Spartaria, Cartagena
MAS García, J., 1986: Alta Edad Media. Siglos V al XIII. “Historia de Cartagena”. Tomo VI. Ediciones Mediterráneo.
RAMALLO Asensio, S.F., – RUIZ Valderas., 1996-1997: “E. Bizantinos en Cartagena. Una revisión a la luz de los nuevos hallazgos”, Annals de l’Institut d’Estudis Gironins,  Nº 38, 1203-1221
VIZCAINO SÁNCHEZ, J., 2003: Carthago Spartaria en época bizantina. La documentación arqueológica, Universidad de Murcia, Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas.
Ruiz Valderas, E. (coord.), 2005: Bizancio en Carthago Spartaria. Aspectos de la vida cotidiana, Cartagena, 2005.
ID., 2009: La presencia bizantina en Hispania (siglos VI-VII). La documentación arqueológica, Anejos de Antigüedad y Cristianismo XXIV.
ID., 2019: “Carthago Spartaria, una plaza fuerte bizantina”, En tiempos de lo visigodos en el Territorio de Valencia, Diputación de Valencia, 155-163.

Portales

 

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