BEATO DE TURIN
Agradecimientos:
Al magnífico trabajo “El Beato de la Biblioteca Nacional de Turín, copia romànica catalana del Beato Mozàrabe Leones de la Catedral de Gerona” de Carlos Gil e Isabel Vigil en el que hemos encontrado la mayor parte de la información de esta ficha y las comparativas de imágines que hemos incluido en ella.
Notas Previas
Referencia: Biblioteca Nazionale de Turín (Ms. Lat. XCIU).
Dimensiones: 370 x 275 mm.
216 folios de pergamino, 446 páginas en letra carolina.
106 miniaturas.
Facsímil disponible: Testimonio Editorial
Libro de imágenes del Beato de Turín que nuestro colaborador J-L Monneret ha limpiado y comentado. Pulsar la imagen para acceder. Desde el ibro se accede a toda la información disponible sobre el Beato.
Entorno histórico
Hacia el año 970 el monje Emeterio y la monja Ende, discípulos y continuadores de la obra del “archipictor” Magius, acabaron el Beato de Tábara que, como indican en su colofón, Magius no había podido terminar antes de su muerte y ellos mismos se dibujan trabajando en la imagen de la torre de Tábara que existe en dicho códice y que es el anagrama de nuestra Asociación.Poco después, hacia el 975 en un nuevo trabajo conjunto, aunque en este caso parece que dirigido por Ende, crearon otro Beato, se supone que en el monasterio de San Salvador de Tábara donde siempre habían trabajado.
Nada se sabe sobre la trayectoria de este Beato hasta que en el año 1078 el canónigo gerundense Juan, director de la Escuela Catedralicia de Gerona legó el manuscrito a la Catedral de esa ciudad, donde aún permanece y del que se supone que a partir de entonces, dada la importancia que tuvo en España el Apocalipsis en esa época, se hicieron varias copias en Cataluña, ya en un entorno artístico románico.
Carlos Cid e Isabel Vigil han demostrado en un exhaustivo estudio que una de esas copias es el llamado Beato de Turín que se encuentra en la Biblioteca Nazionale de esa ciudad, aunque no hay información sobre cómo ni cuándo llegó. Este manuscrito, como la mayor parte de los códices manuscitos de la Biblioteca, sufrió daños de alguna consideración durante un incendio 1904, pero en este códice afortunadamente se limitaron a los bordes, salvo los primeros y últimos folios, restaurados posteriormente, excepto algunas páginas que faltan al principio y al final.
Descripción
El Beato de Turín es un manuscrito de la primera mitad del siglo XII, que consta de 216 folios de pergamino de360 por 275 mm escritos a dos columnas de 38 líneas por columna, en la letra carolingia habitual en los escritorios catalanes en el siglo XII, utilizando capitales ornamentadas muy semejantes a las de algunos códices del scriptorium de Ripoll, y consta de 106 miniaturas, siguiendo la estructura de los beatos de la Familia IIb a la que también pertenece el Beato de Gerona.El códice está formado por 26 cuadernillos de 16 páginas en los que incluye un Evangeliario hasta la página 19, a continuación hasta la 236 se añaden los Prólogos y el Comentario de Beato de Liébana al Libro del Apocalipsis y en las siguientes se encuentra el Comentario al Libro de Daniel de San Jerónimo.
Un tema a destacar es que en el Beato de Turín se observa que el escriba procura un aprovechamiento del pergamino muy superior el del Beato de Gerona, respetando el número y la posición de las imágenes, pero dejando a veces un espacio menor que en el original y también aprovechando para texto espacios libres de las imágenes, hasta el punto de reducir el número de páginas de esta copia en un 20% respecto a su original. Parece evidente que en su creación hubo alguna limitación económica ya que también se observa que las zonas de los dibujos que deberían llevar oro, como coronas, altares o libros, se han dejado con el fondo en blanco como esperando completarlas posteriormente, algo que no se produjo.
Las ilustraciones pertenecen sin duda al arte románico catalán del siglo XII. Semejantes a las de los códices catalanes de ese periodo, como las Biblias de Roda y Ripoll y el Beda del Museo Diocesano de Gerona, el parecido de indumentarias, peinados, composición de las escenas, edificios, Pantocrátor y otras muchas coincidencias lo hacen evidente.
Aunque algunos autores no están de acuerdo en que este códice sea una copia directa del Beato de Gerona, proponiendo que debió haber una copia intermedia e incluso que fueran los dos copia de un mismo Beato anterior, desde nuestro punto de vista después de leer el estudio mencionado, que recomendamos, no hay ninguna duda de que es una copia directa y muy fidedigna de aquel. En ese sentido, entre otras muchas pruebas podemos destacar algunos detalles que nos han llamado la atención.
- Semejanza de la miniatura de la Crucifixión en ambos códices, que por otro lado es una imagen que solo aparece en estos dos beatos. Incluso se repite el mismo error en el nombre de Dimas, “el buen ladrón”.
- Las mismas genealogías, tanto los dibujos como en los textos, aunque en el de Turín se corrige algunos de los errores del de Gerona.
- En su análisis comparativo de todas las imágenes de ambos códices detectan 7 miniatura que solo se encuentran en estos dos beatos; 31 idénticas en ambos y muy diferentes a las de otros beatos; 11 idénticas y semejantes a las de otros beatos; 24 semejantes entre ambos. 14 que varían por razones de espacio, 2 por espacio y época y 5 miniaturas diferentes.
Conclusiones
Nos encontramos no sólo con dos magníficos ejemplos de la calidad de la miniatura española entre los siglos X y XIII, sino también con una prueba de la importancia y la gran circulación de las copias del libro de Beato de Liébana en España y en Europa Occidental en ese periodo..También es muy interesante destacar cómo la obra de un monje de un monasterio perdido en los montes de la cornisa cantábrica en el siglo VIII, es respetada durante cuatro siglos, en los que se va “modernizando” en las distintas copias el tipo de letra y el estilo de las imágenes, pero manteniendo el espíritu y la estructura de su creador, tanto en la posición de las imágenes como en su contenido.
La historia de estos dos beatos, mozárabe leonés del siglo X el primero, que acabó en Gerona, y románico catalán el segundo, aparecido en Turín sin que sepamos cómo pudieron llegar a esos destinos, ambos de amplio contenido y de gran calidad, enriquece enormemente nuestro conocimiento tanto de la calidad e importancia de la miniatura altomedieval española, como del mantenimiento en España aún mucho después de la implantación de la reforma gregoriana del espíritu cristiano ¿milenarista? iniciado el siglo VIII en el pequeño reino de Asturias.