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TESORO DE TORREDONJIMENO

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Remerciements

Ficha realizada por nuestra colaboradora Lucía López García. 

Environnement historique

La ocultación de Torredonjimeno presenta características muy diferentes a Guarrazar, pues el conjunto incorporó tanto piezas completas como objetos ya fragmentados. Pero son otras las semejanzas: las numerosas dedicaciones documentadas, y los restos de coronas, interpretables como posibles donaciones reales, evidencian que también nos encontramos ante materiales de especial valor simbólico y económico. Como indican las inscripciones conservadas con mención a Santa Justa y Santa Rufina, buena parte de estos materiales pudieron proceder de un mismo recinto sagrado. Sin embargo, el hallazgo parece caracterizar un expolio, en el que independientemente de su procedencia o significado original, las piezas seocultaron en función de su valor material. La hipótesis más apoyada sería la de su ocultación tras la llegada de los musulmanes a la península en el 711, con el fin de que no fueran robadas por éstos.

Description

El descubrimiento


En 1926 el labriego Francisco Arjona encontró en Torredonjimeno, bajo un hueco que dejaban unas piedras, y envuelto en un bloque de yeso, un envoltorio de alhajas

brillantes. Las envolvió en un zurrón y las mostró al propietario del terreno, quien no las otorgó importancia alguna. En 1933 unos chamarileros llegaron al pueblo comprando oro viejo de puerta en puerta, consiguiendo en dos lotes las piezas halladas siete años antes, y que habían estado en manos de los hijos del descubridor a modo de juguete, llegando a manos de anticuarios, y de éstos, al Museo Arqueológico Nacional y provincial de Córdoba.


El tesoro de Torredonjimeno


Los materiales de Torredonjimeno se reparten principalmente entre el Museo de Arqueología de Cataluña (MAC) y el Museo Arqueológico de Córdoba (MAECO), y en menor medida en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), y se conservan en su mayor parte muy fragmentados (Anexo 1).


El conjunto está formado principalmente por restos de cruces, en su mayor parte incompletas, incluyendo cruces laminares lisas o decoradas; con engastes o tabicadas, entre otras. Se documentan también cadenas, elementos de suspensión y numerosos restos de colgantes, correspondientes en su mayor parte a cruces y coronas, destacando los colgantes de letras tabicadas, que pertenecieron a coronas regias o un ejemplar con forma de Alfa, muy similar al documentado en Guarrazar. Sobresale la corona conservada en el MNAC, cuya inscripción nos habla de la dedicación a las santas Justa y Rufina, cuyo culto se atribuye a San Isidoro, obispo de Sevilla entre el 600 y el 636. El inventario se completa con restos de vajilla y otros fragmentos de interpretación funcional dudosa.


Metales


En el caso de Torredonjimeno observamos una mayor heterogeneidad de las aleaciones respecto al de Guarrazar, predominando por lo general unos oros más devaluados, aunque en algún caso también se documentan oros de mayor pureza, como el utilizado en algunas de las letras tabicadas. Sin embargo, el principal aspecto a destacar es la alta presencia de piezas de plata dorada, empleándose para este fin la técnica del dorado por amalgama con mercurio. El estudio de las materias primas metálicas de ambos conjuntos evidencia importantes diferencias de taller y señala la mayor dificultad a los recursos por parte de los orfebres de Torredonjimeno, cuyas piezas parecen haber sido concebidas para un espectro social más amplio que las del conjunto toledano.


Gemas y vidrios


En Torredonjimeno se muestra, a diferencia del tesoro de Guarrazar, un mayor número de vidrios y una menor diversidad de las gemas utilizadas. Se han identificado amatistas; esmeraldas; nácar; granates; cuarzos y zafiros. En este caso contamos con menos datos sobre la procedencia de estas gemas, coincidiendo la de dos esmeraldas con las minas de Habachtal. Los vidrios sintéticos, que probablemente fueron empleados no como un complemento ornamental, sino para sustituir a las gemas, muestran mayor diversidad que los de Guarrazar, documentándose cuatro sistemas de composición: vidrios sódico-cálcicos, con contenidos medios o bajos de plomo; vidrios de silicato, y vidrios de silicato potásico-cálcico con óxido de plomo.


La cronología


Las identidades formales y tecnológicas observables permiten defender su coetaneidad con el taller reciente de Guarrazar, que cuenta con dos marcadores cronológicos fundamentales: los reinados de Suintila y Recesvinto (649-672), aunque sus producciones puedan abarcar un espacio temporal más amplio.


Anexo 1:


Galería de fotos-imagen 1: A. Cruces. 1. Cruz con 12 engastes (MAC); 2. Cruz con 5 engastes, estampada (MAC); 3. Cruz repujada de Trutila (MAECO); 4. Cruz repujada (MAECO); 5. Fragmento con engastes e inscripción de Ebantius (MAC); 6. Fragmento de cruz calada; 7. Cruz tabicada (MAC); 8. Cruz laminar lisa recompuesta (MAC). B. Restos atribuibles a coronas: 9. Macolla con colgantes (MAC); 10. Colgante con orbe (MAC); 11. Cruces y letras tabicadas (MAC); 12. Colgante tabicado letra E (MAC). C. Elementos de suspensión, colgantes y vajilla: 13. Eslabones de cadena y un colgante en hoja (MAN); 14. Colgante con forma de lágrima, de funcionalidad dudosa (MAECO); 15. Colgante en Alfa, muy semejante al conservado en el tesoro de Guarrazar (MAC); 16. Restos laminares decorados, correspondientes a vajilla (izquierda: MAECO; derecha: MAC). Fotos: Archivo Au.


Conclusions

El tesoro de Torredonjimeno junto con el de Guarrazar, conforman la mayor expresión de arte suntuario de época visigoda. A pesar de desfragmentazión de las piezas, y la escasa suma de las mismas, el tesoro hallado en 1926 es fuente indispensable para conocer la cultura, en concreto la liturgia y la orfebrería, altomedieval.

 

Bibliographie

GARCÍA VUELTA O., PEREA, A., ?Guarrazar: el taller orfebre visigodo?, Anales de historia del arte, Nº Extra 24, 2014 (Ejemplar dedicado a: VII Jornadas Complutenses de Arte Medieval. Splendor. Artes suntuarias en la Edad Media hispánica), pp. 245-271.

PEREA, A., El tesoro visigodo de Torredonjimeno,  Madrid, CSIC, 2009.

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