Los Beatos Mozárabes

Desde comienzos del siglo X hasta el primer tercio del XIII, los monasterios españoles generron la mejor coleción de manuscritos miniados de la historia. Los diversos autores copiaban obras anteriores, principalmente la Biblia, libros litúrgicos y crónicas históricas. Pero en este conjunto destaca la colección de copias del “Comentario al Apocalipsis” que escribió Beato de Liébana, un monje del monasterio de San Martín de Turieno que llegó a ser uno de los personajes más importantes de su época. De estas copias, llamadas “beatos” se han conservado más de treinta y en todos ellos se respetan los textos y la estructura de las imágenes del original, aunque el estilo y el tipo de letra fueron modificándose desde el mozárabe hasta el primer gótico

 

Beato de Liébana

Uno de los personajes más importantes durante la monarquía asturiana, y sin duda el de mayor transcendencia desde losBeato Emilianense (930?) puntos de vista religioso y cultural, fue este monje del Monasterio de Santo Toribio de Liébana -entonces San Martín de Turieno-, que además de escribir una extensa obra literaria, participó, junto con Eterio, obispo de Osma y discípulo suyo, en una importante controversia teológica con Elipando, obispo metropolitano y primado de Toledo, en la que tuvieron que intervenir el Papa Adriano I e incluso Carlomagno. También participó activamente en política como consejero del rey Silo, además de ser maestro de la reina Adosinda, y fue el creador de la leyenda de Santiago Apóstol como patrón de España, sólo algunos años antes del oportuno “descubrimiento” de su tumba en Iria Flavia.

Nacido antes del año 750, nada se sabe de los orígenes de Beato, aunque por su nivel de conocimientos y por la bibliografía que manejó, que no parece probable existiera previamente en un lugar tan apartado de los Picos de Europa, se ha dado en suponer que pudo emigrar hacia Asturias en tiempos de Alfonso I, quizá como parte de una comunidad monástica de origen visigodo que habría sobrevivido hasta entonces en la meseta castellana, que también habría transportado su biblioteca, fundando el monasterio que hoy llamamos Santo Toribio de Liébana.

Lo que sí sabemos de este personaje, que en algunas ocasiones aparece como presbítero y en otras como abad, es que a partir de entonces y hasta aproximadamente el año 790, desplegó una gran actividad en tres áreas complementarias pero perfectamente diferenciadas, que llegaron a tener una gran trascendencia y que lo convierten en uno de los personajes más significativos de la España cristiana del siglo VIII.

  • Desde el punto de vista de la literatura religiosa, escribió los doce libros de sus “Comentarios al Apocalipsis de San Juan”, muy avanzado en el año 776 aunque no lo daría por terminado hasta el 786 como consta en la dedicatoria a su discípulo Eterio. Esta gran obra pasó a ser en los siglos siguientes el origen de un amplio conjunto de magníficos manuscritos miniados que lo han convertido en libro más conocido del medievo europeo, aunque su original no ha llegado hasta nosotros.

    Otra obra que resultó de gran transcendencia para la historia de España y para la Iglesia Católica, fue el “O Dei verbum”, escrito en 785, en el que incluBeato de San Miguel de Escalada (945)ye un himno en honor del apóstol Santiago, donde por primera vez se menciona al apóstol como “Cabeza refulgente y dorada de España” lo que será el origen de la leyenda del viaje de Santiago el Mayor a España que acabaría convirtiéndole en nuestro patrón.

  • También adquirió gran renombre por sus escritos “De Adoptione Christi Filii Dei” y “Apologético”, en su intervención en 784 y 785 a favor de las tesis de Alcuino de York contra la teoría adopcionista que defendían los obispos Elipando de Toledo y Félix de Urgel, que ponían en duda la naturaleza divina de Jesús, aproximando sospechosamente la doctrina trinitaria cristiana a la unitaria islámica desde un obispado situado en pleno territorio árabe. Esta controversia, que obligó a Carlomagno a convocar un concilio en Ratisbona en el año 792 y en el que triunfaron las tesis de Beato, que a pesar de no asistir al concilio fue uno de los grandes protagonistas del debate, lo que permitió que llegara a ser conocido en toda Europa.
  • Su tercera actividad, también importante aunque menos conocida, fue la política, ya que además de su colaboración con el Rey Silo y su esposa Adosinda, debió tener también buenas relaciones con Mauregato, al que dedicó los acrósticos del “O Dei verbum”. Pero mucho más significativas para el reino asturiano fueron las consecuencias de su disputa con Elipando, que dieron a conocer el Reino de Asturias en la Europa de Carlomagno y permitieron trasladar el centro espiritual del catolicismo en España desde Toledo, que continuaba siendo la sede primada a pesar de estar situada en territorio musulmán, hacia el nuevo reino cristiano dBeato de Valcavado (970)el norte y que se fijaría poco tiempo después en Santiago de Compostela. Otra de su acciones fundamentales, tanto desde el punto de vista político como del cultural y el religioso fue la creación del mito de Santiago como patrón de España, que promovió el desarrollo del Camino de Santiago con todo lo que significó esta vía de comunicación en los siglos siguientes para la relación y el intercambio cultural entre España y el resto de Europa.

No conocemos la fecha de su muerte, que debió ocurrir en los primeros años del siglo XI, antes del descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago. Parece que después de la vuelta de Alfonso II al trono en el año 791 se redujo considerablemente su influencia en la corte asturiana, ya que, aunque se sabe que en el año 799 recibió una carta de Alcuino de York, no se tienen otras noticias de sus últimos años.

Los Comentarios al Apocalipsis

El Apocalipsis fue un libro muy conflictivo desde el punto de vista canónico en la Alta Edad Media, pero mientras su ortodoxia fue puesta en duda en la Iglesia Oriental, en occidente sucedió lo contrario, hasta el punto de que ya en el año 633, en el IV Concilio de Toledo, se ordena su lectura continuada entre Pascua y Pentecostés. Por otro lado, su contenido proporciona un claro argumento en favor de la tesis de la divinidad de Cristo, es decir, contra la teoría adopcionista de Elipando y Félix, lo que incrementó su interés para los defensores de la teoría trinitaria y, por lo tanto, para un antiadopcionista declarado como Beato. Esto fue posiblemente uno de los motivos básicos para que escribiera esta obra, de la que sólo nos queda su reflejo en una treintena de copias de las que de la más antigua -el llamado Beato de Cirueña, considerado de finales del siglo IX o principios del X- sólo ha nos llegado un folio que apareció en el Monasterio de Silos envolviendo otro manuscrito, mientras los restantes “beatos” están datados entre la primera mitad del siglo X y mediados del XIII. También es interesante destacar que en un catálogo mozárabe cordobés del año 882 aparece un “Expositium Danielis et Apocalipsin… in uno corpore”, es decir, un “beato” que ya contenía también el Libro de Daniel. Este manuscrito ha desaparecido, pero aún existía en el siglo XVI, ya que lo vio Ambrosio de Morales en Oviedo.

Beato disponía de abundantes libros; reconoce como fuentes, además de San Juan, a Jerónimo, Agustín, Ambrosio, Fulgencio, Gregorio e Isidoro entre otros y sus conocimientos son indudables no sólo por esta compleja obra, sino por la solidez que Beato deLa Seo de Urgel (975)demostró en su complicada controversia teológica contra un adversario de tanta calidad como Elipando. Sin embargo, para sus Comentarios utilizó básicamente las obras sobre el mismo tema de dos autores africanos, Primasio y Ticonio y de otro hispano-visigodo del tiempo de Teudis, Apringio de Beja, de los que copia directamente en muchos casos.

Existen muchas dudas sobre las características de este manuscrito original. No sabemos si Beato hizo una única versión o si fueron varias, sobre lo que existen distintas teorías que veremos más adelante, ya que lo que parece claro es que en las copias posteriores se observan varias familias, que siguen diferentes versiones no sólo en lo relativo al texto utilizado sino también al analizar las características y los contenidos de sus miniaturas, aunque no siempre coinciden en algunas de esas copias la versión textual con la pictórica. Tampoco sabemos si el Beato original del Siglo VIII ya incluía miniaturas o si éstas aparecieron en las versiones de época posterior, estando más extendida la tesis de que el original ya se concibió para contener un apoyo visual, lo que nos parece lo más probable, ya que incluso en algunos de los beatos el texto tiene referencias a las imágenes.

Los Comentarios al Apocalipsis están formados habitualmente por los siguientes componentes:

  • Prólogo General: Incluye una presentación y una relación la bibliografía utilizada.
  • Prefacio: Presenta un resumen previo del contenido.
  • Los doce libros que contienen los Comentarios al Apocalipisis.
  • Tablas genealógicas de personajes bíblicos.
  • En algunos casos se incluyen también textos de Gregorio de Elvira, San Jerónimo y de las Etimologías de San Isidoro.

Los textos bíblicos se presentan siempre de la misma forma, incluyendo el propio texto original -storia-, seguido de su explicación -explanatio- y, Beato de Burgo de Osma (1086)finalmente, para cada texto se añaden interpretaciones sobre ese texto de otros autores -interpretatio-. Por otro lado, de acuerdo con la estructura que se observa en todas sus copias, en el caso de que este primer Beato estuviera iluminado, las miniaturas se integrarían entre la “storia” y la “explanatio”, y estarían en la mayoría de los casos relacionadas con el texto en que están inscritas.



Los “Beatos”

Como ya hemos comentado, se han conservado muy pocos manuscritos españoles anteriores al siglo X, aunque existen muchas referencias a una gran cantidad de obras de autores hispánicos a partir de la segunda mitad del siglo VI y de muchos scriptoriums cristianos tanto en el reino visigodo, como posteriormente en la España árabe y en el reino de Navarra. El original de los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana es uno de esos manuscritos desaparecidos, pero en este caso la obra debió ser muy conocida y, por muy diversos motivos, despertó el interés de los responsables del culto cristiano en los territorios reconquistados, lo que coincidiendo con el gran auge de la vida monástica en el siglo X y con la eclosión de la miniatura mozárabe, en la que floreció toda una generación de iluminadores de enorme calidad y capacidad creativa, ha permitido que lleguen hasta nosotros, dentro de un amplio conjunto de códices miniados, un importante número de copias del “Beato”, datadas entre los siglos X y XIII, algunas muy completas y en un adecuado estado de conservación.

Desde el redescubrimiento del la miniatura mozárabe a principios del siglo XX, cuyo momento estelar fue posiblemente la exposición de manuscritos miniados españoles que organizó en Madrid la Sociedad de Amigos del Arte en 1924, se han efectuado multitud de estudios sobre los beatos, por parte de investigadores de la categoría de Gómez Moreno, Camón Aznar, Beato de Turín (1109)Díaz y Díaz, Neuss, Sanders o P. Klein entre otros, en los que se analizan tanto los textos como las características de sus ilustraciones y los diferentes estilos artísticos de sus iluminadores, así como las distintas influencias que se pueden encontrar en ellos. Dado que un estudio detallado en estas áreas está fuera de los objetivos de nuestro trabajo, incluimos a continuación un breve resumen de las nuestras conclusiones en cada una de ellas, indicando en nuestra página de Bibliografía los títulos que podemos recomendar para ampliar esta información.

  • I- Textos

    Aunque todos ellos respetan la estructura del original, en relación con su texto se distinguen tres familias de beatos, para las que se han utilizado las nomenclaturas I, IIa y IIb, basándose en una teoría que supone que el propio Beato creó tres ediciones diferentes de los Comentarios, la primera en el año 776 y las otras dos en 784 y 786 y considerando que las dos primeras dan origen a la familia I, la de 786 a la IIa y que una modificación posterior de ésta generaría la rama IIb. Otros autores, aún respetando la clasificación, consideran que todos los códices de los beatos arrancan de un solo prototipo, prácticamente terminado en el año 776 y dado por concluido por parte el monje de Liébana en 786, del que sucesivas copias a partir de 776 dieron origen a las diferentes familias textuales. Esta segunda opción nos parece más probable ya que es difícil pensar que en los años en que se datan las dos últimas versiones, época en la que Beato estaba en plena controversia con Elipando, que duraría hasta el concilio del año 792, pudiera dedicarse a escribir nuevas versiones de una obra tan amplia y que había terminado casi diez años antes.

    Según dicha clasificación, generalmente aceptada independientemente de la teoría que se adopte sobre el origen de estas familias, la distribución de los beatos conocidos hasta el momento -utilizando en cada Beato su nombre de uso más habitual e indicando su situación actual y la fecha aproximada de su terminación- sería la siguiente:

  •  
  • FAMILIA I

    Beato de Cirueña (fragmento). Archivo del Monasterio de Santo Domingo de Silos. (900).
    Beato Emilianense. Madrid, Biblioteca Nacional. (930?).
    Beato de El Escorial. Biblioteca del Monasterio de El Escorial. (955).
    Beato de San Millán. Madrid, Real Academia de la Historia. (990).
    Beato de Saint-Sever. París, Bibliotheque Nationale. (1060).
    Beato de Burgo de Osma. Museo de la Catedral de Burgo de Osma (1086).
    Beato Corsini. Roma. Biblioteca dell´Accademia Nazionale dei Liucei e Corsiana. (Primera mitad del s. XII).
    Beato de Lorvao. Lisboa. Arquivo Nacional da Torre do Tombo, Lorvao. (1189).
    Beato de León. León. Archivo Histórico Provincial. (Segunda mitad del s. XII).

    FAMILIA IIa

    Beato d1100)” alt=”Beato de Corsini (>1100)” src=”http://www.turismo-prerromanico.com/files/content/EGENERAL/BEATOS6.jpg” width=”720″ height=”1300″>e San Miguel de Escalada. Nueva York, Pierpont Morgan Library. (945)
    Beato de Valcavado. Valladolid, Biblioteca de la Universidad. (970).
    Beato de La Seo de Urgel. Archivo de la Catedral de La Seo de Urgel. (975).
    Beato de Fernando I y Sancha. Madrid, Biblioteca Nacional. (1047).
    Beato de Berlín. Statatsbibliothec Preussischer Khulturbesitz, Berlín (Inicios del S. XII).
    Beato de Silos. Londres, British Library. (1109)
    Beato de Navarra. París, Bibliotheque Nationale. (Finales del S. XII).

  • FAMILIA IIb

    Beato de Tábara. Madrid, Archivo Histórico Nacional. (970).
    Beato de Gerona. Gerona, Museo de la Catedral (975).
    Beato de Turín. Turín, Biblioteca Nazionale. (Principios s. XII).
    Beato de Manchester. Manchester, John Rylands Library y Madrid, Museo Arq. Nacional. (Finales s. XII).
    Beato de San Pedro de Cardeña. Museo Arqueológico Nacional, Madrid y otros. (1185).
    Beato de San Andrés de Arroyo. París, Bibliotheque Nationale. (principios s. XIII).
    Beato de las Huelgas. Nueva York, Pierpont Morgan Library. (1220).
    Beato de México. Ciudad de México, Archivo General de la Nación. (mediados s. XIII).
    Beato de León (Fragmento). Archivo Histórico Provincial de León

    A esta lista hay que añadir el recientemente descubierto Beato de Ginebra, de procedencia italiana, que ha aparecido en la Biblioteca de Ginebra y está pendiente de un estudio que permita determinar a que familia pernenece.

    II- Ilustraciones

    En cuanto al análisis de las ilustraciones que contienen, es evidente que tanto sus características técnicas como su estilo pictórico están directamente relacionados en cada momento con el resto de la miniatura mozárabe española, hasta el punto de que en algunos casos, se han atribuido al iluminador de un Beato algunos manuscritos de otros tipos. Existe una relación que podríamos definir como biunívoca entre los desarrollos artísticos que se observan a lo largo de esos años en los beatos y los que se producen en biblias, antifonarios y otros códices.

    Desde nuestro punto de vista, no sólo el Beato original estaría ya iluminado, sino que posiblemente sus ilustraciones estarían inspiradas en un manuscrito anterior del Apocalipsis, que ya definiría el modelo y la situación de la mayoría de las miniaturas que se irán repitiendo de forma prácticamente idéntica en el original de Beato y sus copias posteriores y que además aportaría todo el conjunto de influencias artísticas autóctonas, paleocristianas, norteafricanas, orientales y bizantinas que la decoración esculpida en algunas iglesias como San Pedro de La Nave o Quintanilla de las Viñas hacen patentes en el arte visigodo del siglo VII. Posteriormente existe un periodo de más de cien años en el que se debieron efectuar varias copias, de las que sólo nos ha llegado un único folio del Beato de Cirueña, de gran interés ya que demuestra la existencia de copias anteriores a la gran eclosión de la miniatura mozárabe del siglo X, con la misma estructura de textos e imágenes de los grandes beatos posteriores, aunque con una técnica aún muy primitiva.

    Pero es en el siglo X y principios del XI cuando, gracias a la aparición de grandes miniaturistas como Magio, Florencio o Emeterio Beato de Navarra (Finales del S. XIItrabajando en los scriptorium de muchos de los monasterios que durante la repoblación se fueron creando en León, Castilla y La Rioja, la miniatura española llegó a las más altas cotas de calidad y de imaginación. Respetando escrupulosamente la estructura de las imágenes del original, estos artistas pudieron utilizar con una gran libertad tanto todos los conceptos estilísticos ya existentes en los manuscritos anteriores como las aportaciones que habían recibido del arte islámico y las nuevas tendencias provinientes del mundo carolingio y de la miniatura irlandesa.

    Como en el análisis de los textos, también se distinguen dos familias en base a la composición de las imágenes de los beatos. Se supone que los de la primera seguirían fielmente la estructura de imágenes del beato original y está formada en su mayor parte por los manuscritos desarrollados en la Rioja y Navarra, mientras que los de la segunda familia, que incluirían las nuevas aportaciones de Magio en el Beato de San Miguel de Escalada, proceden generalmente de los monasterios situados en los territorios de León y Burgos.

    En dicho Beato, aparece una serie de nuevas imágenes que incluyen entre otras los retratos de los Evangelistas y las tablas genealógicas inexistentes en los manuscritos de la rama I, añadiendo además el Comentario ilustrado al Libro de Daniel, todo ello para “anunciar el juicio tremendo que espera al mundo y para gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu”, como el mismo Magio nos explica en su colofón. Estas imágenes al pasar a formar parte de algunos beatos posteriores han sido considerados como el elemento diferenciador de los beatos de la segunda familia pictográfica.

    III- Características artísticas

    Los beatos que han llegado hasta nosotros forman un subgrupo del conjunto de códices producidos en España a partir de finales del siglo IX, por lo que en este tema es válido todo lo expuesto en el apartado anterior. Aquí únicamente debemos añadir que se siguieron desarrollando nuevas copias de los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana hasta entrado el siglo XIII, por lo que, aun manteniendo fielmente alguna de las estructuras del texto y las ilustraciones descritas, encontramos “Beatos” que son claramente románicos e incluso de comienzos del estilo gótico. En nuestro estudio hemos incluido también estos “beatos” a pesar de su fecha de creación porque entendemos que completan un ciclo de gran interés abierto en el siglo VIII. 

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