San Román de Hornija
Thanks:
A nuestro colaborador Bernardo Asensio Colino, amante del Arte Altomedieval Español y gran conocedor de San Román de Hornija, que nos ha proporcionado la información y las fotografías que se utilizan es esta ficha.
Previous notes
- Monasterio fundado en el siglo VII por San Fructuoso, bajo el reinado de Chindasvinto. .
- Destruido por los árabes, fue reconstruido en la fase de repoblación.
- En la actualidad sólo se conservan algunos capiteles mozárabes de esta fase.
Historic environment
En su Crónica de la Orden de San Benito, Fray Antonio Yepes indica lo siguiente: “Yo tengo por cierto que esta casa fue de las más ricas y abastadas de España, pues se edificó para uno de los reyes godos más poderosos que reinaron en ella”.
Description
Construido en el año 646, la iglesia inicialmente debió tener una planta de iglesia latina, que constaba de tres naves paralelas sin crucero, sostenidas por arcadas sobre columnas, las cuales, con los capiteles correspondientes constituyen la única decoración y el miembro más importante. Es en la reconstrucción mozárabe cuando probablemente pasa a tener planta de cruz griega. Entre el año 850 y el año 950, aproximadamente, se produce la riada de mozárabes (cristianos que huyen de Córdoba) que fundan los monasterios de San Cebrián, San Miguel de Escalada, Sahagún, San Román de Hornija, etc. Desde el año 856 hasta la aparición de ALMANZOR, monjes mozárabes, aprovechando los éxitos de Alfonso III y otros y reconstruyen el monasterio de Chindasvinto. De la época de su reedificación, Gómez-Moreno estima que hacia el año 930, estos mozárabes reconstruyen el monasterio de San Román, contemporáneo a las grandes construcciones mozárabes de San Cebrián de Mazote y Santiago de Peñalba, aunque no existe referencia documental conocida. Tal vez ni siquiera se tratara de una reedificación sino de una reparación, una reforma o una reocupación, lo que haría difícil diferenciarla frontera entre ambas.En cuanto a su destrucción, los saqueos de San Román, debieron comenzar con ABDERRAMÁN II, que en el año 826 llega hasta el valle de Mena (1er saqueo). Posteriormente hubo un periodo de expansión del reino Astur. Finalmente, entre el año 991 y el año 995, Almanzor, destruye y saquea el monasterio de San Román. Según escribe LUIS MOLINA en “LA ANÓNIMA DE AL-ANDALUS” sobre la cuarenta y cinco ALGAZÚA, (campaña), de ALMANZOR: “La cuadragésimo quinta, la de San Román, en la que realizó una gran matanza y obtuvo muchos cautivos”. Esta aceifa correspondería a noviembre de 995.
Esto puede confirmarse con lo que dice el Liber Sancti Jacobi Codex Calixtinus en su Libro IV, según traducción hecha por el zamorano Dr. D. Abelardo Moraleja, Catedrático de la Universidad de Santiago, donde después de narrar como Almanzor de Córdoba, después de asolar Santiago de Compostela, devastando las tierras de España llegó hasta San Román de Hornija. La traducción dice así literalmente: “Luego, pues devastando las tierras de España, llegó a la villa que vulgarmente se llama Orniz en la que había una bellísima y muy buena basílica de San Román, con riquísimos paños y códices, cruces de plata y telas bordadas de oro. Y al llegar a ella el inicuo Almanzor robó cuanto en ella encontró, y de igual suerte devastó la villa. Y habiéndose albergado con sus ejércitos en esta villa, cierto capitán de sus huestes que entró en la Iglesia, vio las columnas bellísimas de piedra que sustentaban el techo de la iglesia y cuyos capiteles estaban plateados y dorados, y estimulado por su odio y crueldad, clavo una cuña de hierro entre una columna y su basa. Y al golpear fuertemente aquella cuña con un martillo de hierro, tratándose de derrumbar toda la iglesia, el hombre se convirtió en piedra por providencia de Dios. Y esta piedra en forma humana subsiste hasta el día en la misma iglesia y tiene el mismo color que tenía la túnica del sarraceno entonces. También suelen contar los peregrinos que allá iban a rezar, que la piedra hiede.
Cuando Almanzor vio esto, dijo a sus caballeros: Grande, temible y digno de gloria es el Dios de los Cristianos, pues tiene tales discípulos que aún después de dejar esta vida castigan a los vivos que le les rebelan, de tal modo que a unos quitan la luz de los ojos, y a otro lo convierten en piedra muda. Santiago me arrebató la luz de los ojos; San Román transformó un hombre en piedra. Pero Santiago es más clemente que San Román; pues compadecido Santiago me devolvió la vista, pero San Román no quiere devolverme mi hombre. Huyamos pues de estas tierras. Entonces confundido se marchó el pagano…”
Al margen de esta leyenda, lo cierto es que el monasterio sufrió muchas transformaciones por los avatares de la historia. En la época en que escriben los cronistas de la orden de San Benito todavía tenía forma de crucero con cuatro brazos iguales que daban muestra de lo grandioso que debía haber sido en un principio. Había muchas columnas de diversos géneros de mármoles y colores traídas de partes muy distantes. El Rey fue enterrado en este crucero en un principio, pero al reformar parte de la iglesia por tener que ensanchar la capilla mayor fue transportado a una capilla pequeña, donde se veía una reja de extraña y antigua labor y unos pilares de jaspe torneados. Todo ello es indicio de la riqueza y primor que debió tener en un tiempo el sepulcro; pero actualmente en aquella capilla, hoy reconvertida en un pequeño museo, no hay más que una sepultura de mármol blanco, sin ninguna inscripción, donde están depositados los huesos, del rey Chindasvinto y de la reina Reciberga, cuyo epitafio, anteriormente escrito en un tarjetón de pergamino desaparecido, y hoy inscrito en una lápida de mármol negro ubicada en una pared de dicho museo, compuso el arzobispo Eugenio tercero de Toledo.
El epitafio de la reina dice literalmente así:
“Si dare pro morte, gemmas licuisset et aurum/ Nulla mala poterant, Regum disoluere vitam/ Sed quie sors una, cuncta mortalia Quessat/ Nec proemiu, redimit Reges, nec fletus egentes/ Hinc ego te coniux, quia vincere fata nequivi/ Funere perfunctam, sanctis commendo tuendam/ Ut dum flamma vorax veniet comburere terras/ Coetibus ipsorum merito sociata resurgas./ Et nunc, chara mihi, iam Reciberga valeto/ Qodque paro feretrum rex Chindasvintus amato/ Annorum breviter restat edicere summan/ Qua tenuit vitam, simul et connubia nostra/ Foedera coniugit, septem fere duxit in annis/ Undecies binis aevum cum mensibus octo”.
Estos versos traducidos libremente al castellano dicen:
“Si la vida con oro se comprara/ Jamás se atreviera a un rey la muerte / Más como a todos rige igual suerte, / Ni el precio al rey ni el llanto al pobre ampara /Así venciendo al hado esposa cara /Mi espíritu a los santos se convierte/ Porque resucitada pueda verte / Al lado de ellos refulgente y clara./ ¡Adiós pues Reciberga!, siete años / Dulce vivir hiciste a Chindsavinto / Y otros tantos te di el nombre de esposa / Mas ya llorar me toca a desengaño/ Y a orillas del Ornisga en un recinto /A quienes Dios juntó cubra una losa”.
En el año 1849 escribía el Sr Garcia Somolinos: “Destruido hoy casi en su totalidad el monasterio, sólo se conserva parte de la iglesia, y en ella una pequeña capilla con el sepulcro donde se hallan los restos mortales de los fundadores. En lo antiguo, y cuando ocupaba el medio de la nave mayor de la iglesia, ostentaba magnificencia y grandeza; hoy está en la capilla llamada del Cristo de la Red, sin otro recuerdo que el escudo y urna que representa la lámina. Unos tableros dados toscamente de blanco, ocultan una gran urna de alabastro sencillo, que guarda las cenizas de los reyes; sobre ella se ve un paño negro de vara y media de largo y una de ancho; en el centro un escudo con el fondo blanco y en él nueve estrellas en tres órdenes, tres azules, tres blancas y las tres restantes de uno y otro color remontando en una corona al parecer ducal. A los lados del escudo hay dos
pequeñas tarjetas también blancas, con letras pajizas, bastante deslucida en la del lado derecho se lee Riciverga=Regina-Requiescat in pace-Amen., en la de la izquierda dice lo mismo con sólo la diferencia del nombre que es del Rey Chindasvínto. Sobre el paño negro hay un marco grande de madera, dorado, que contiene un tarjetón de pergamino y en el cual latín que se lee sin haberlos alterado en nada los siguientes versos escritos en letra gótica, (Ios ya citados)”.
Según parece, la iglesia conservó durante mucho tiempo su forma de cruz griega, pero lo cierto es que sufrió diferentes reformas, construyéndose por completo a mediados del siglo XVIII, con forma de una nave central abovedada y dos capillas traseras laterales. Algunos fragmentos incrustados en la nueva obra permiten apreciar el carácter y belleza de la primitiva fundación.
En un pequeño museo ubicado en una capilla lateral, se halla el ya citado sepulcro de mármol blanco, sin inscripción alguna, que no coincide con las primeras descripciones del mismo, que apuntan a su majestuosidad. Gómez Moreno interpretó a la luz de las noticias medievales que se trataba de una estructura exenta con frontispicios puntiagudos, “cuernos”, en sus cuatro frentes. En él están depositados unos huesos, presuntamente pertenecientes al rey Chindasvinto y a la reina Reciberga. También se ha ubicado en este museo alguna columna, entre las que destaca una que sustentaba el púlpito y cuyas estrías cambian de sentido en su mitad, un tipo de columna bastante escasa que se conservó en la arquitectura cristiana de las monarquías asturiana y leonesa, y diversos capiteles, algunos de los cuales de estilo corintio y considerable
Other interesting information
Coordenadas GPS: 41º 28′ 49.22”N 5º 17′ 3.39”W
Bibliography
Apuntes para la Historia de San Román de Hornija. Antonino Asensio Urueña.
Crónica de la Orden de San Benito. Fray Antonio de Yepes.
Iglesias mozárabes de España. Manuel Gómez Moreno.
Crónica General de España, libro XII. Ambrosio de Morales
Historia de España del Padre Mariana.
Historia Crítica de España y de la Cultura Española. Juan Francisco Masdeu.
Sepulcro de los reyes Godos Chindasvinto y su mujer Recisverga. Francisco García Somolinos.