Índice de fichas de monumentos medievales

La cripta de San Antolín de la catedral de Palencia marca, a principios del siglo XI, el primer hito de las construcciones románicas en Palencia y en Castilla en sí, ya que hasta entonces este estilo solo se había venido realizando en la zona aragonesa y asturiana. De la catedral románica apenas nos han llegado algunos vestigios, sin embargo, resulta fundamental conocer esta cripta, ya que en ella se asientan las bases de lo que después sería el románico.

Construido en la segunda mitad del siglo XV, sobre un castillo del siglo XI, que a su vez utilizó el lugar de un alcázar árabe, es un buen ejemplo de castillo-palacio renacentista. De planta trapezoidal, con grandes torres cuadradas almenadas en tres de sus ángulos, la mayor la del Homenage, está rodeado por una barbacana con torreones cilíndricos, con la puerta entre dos de ellos con un puente, que sería levadizo que salvaba el foso. Muy bien restaurado al final del siglo XX, alberga la Colección de Arte Eugenio Fontaneda.

Reconquistado a finales del siglo IX, su castillo, del que quedan muy pocos restos, fue sede del Condado de Monzón que el conde García Fernández integra en el Condado de Castilla hacia el 990. El castillo actual situado en lugar distinto del anterior y construido sobre otro existente al menos desde el siglo XII, data de mediados del XIV y se compone de un recinto exterior que rodea a  una construcción trapezoidal adosada a un gran torreón cuadrado de fecha anterior. Sujeto de una gran actividad histórica desde su fundación hasta la guerra de las Comunidades,  actualmente pertenece a la Diputación de Palencia habiendo sido durante un periodo Parador Nacional de Turismo, a día de hoy en estado de abandono.

Situada en la zona más septentrional de Palencia, se encuentra la Colegiata de San Salvador, fundada a finales del XII o principios del XIII por la Condesa doña Elvira de Castilla. El elemento clave de este edificio y que más llama la atención es su enorme espadaña, la cual, le hace diferente del resto de los templos románicos palentinos, dotándole así de una gran excepcionalidad y encanto, que se ven incrementadas por su buen estado de conservación.

Se encuentra debajo de la catedral de Palencia, a la que dio origen. Parece que formó parte de una construcción más amplia, posiblemente de doble bóveda, semejante al Mausoleo de la Alberca. En la actualidad consta de tres tramos desiguales comunicados con grandes arcos de herradura que arrancan desde el suelo. El último tramo está cerrado por un muro detrás de tres arquitos sobre columnas con capiteles y cimacios visigodos.

Esta la iglesia fue desmontada tras quedar cubierta por las aguas del embalse de Aguilar de Campoo,  y reconstruida piedra a piedra en el parque de la capital palentina conocido como “La Huerta del Guadián”. Se trata de un templo de estilo muy sencillo formado por una sola nave. Destaca, sin embargo, la gran portada del lado sur por la belleza de sus arquivoltas.

La iglesia de San Lorenzo de Zorita del Páramo es uno de los ejemplos más completos de románico palentino y es Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1966. Está formado por una única nave cubierta por una bóveda apuntada dividida en cuatro partes mediante arcos fajones los cuales se apoyan en enormes pilastras adosadas que enfatizan la gran altura que tiene el templo.

Su origen se remonta al siglo X, aunque los restos más antiguos que se conservan, como la portada oeste, corresponden a finales del siglo XII, cuando la la condesa Teresa Sancha donó el monasterio a la orden benedictina de Cluny. La arquitectura tomó como modelo el estilo de Jaca y sirvió como precedente y modelo de San Martín de Frómista, que se edificó como subsidiario de San Zoilo. Las dependencias actuales corresponden a una importante remodelación del siglo XIV.

La necrópolis de Herrera de Pisuerga suma un total de 52 sepulturas, conteniendo 16 de éstas adornos personales en su interior. Dichos objetos nos proporcionan una cronología de finales del siglo VI, perdurando después de la unificación durante todo el siglo VII, y su condición de necrópolis visigoda ?clásica?, de tradición germánica.

Iglesia de transición del románico al gótico en la que destaca su cabecera de tres ábsides, el central semicircular y los laterales de testero plano, con un transepto de mayor altura que el ábside y que las tres naves separadas por pilares cruciformes con semicolumnas adosadas soportando arcos apuntados y doblados. Dispone de dos portadas, ambas góticas, una en el costado sur de seis arquivoltas y la otra en la fachada oeste.

Santa María y San Andrés de Arroyo es una abadía de monjas cistercienses fundada en época tardorrománica (1181) por Alfonso VIII y su esposa doña Leonor. El edificio, dada la época, muestra claras influencias de tipo borgoñón que después tomarían otros templos de la zona. La “firma de la casa” la constituyen las ovas o lengüetas que decoran sus cimacios y que se pueden observar por por todo el monasterio y otros templos de la provincia.

Edificio de mediados del siglo XII, pero alterado en el XVII. Destaca una bella columna-estatua, proveniente del desaparecido ventanal central, que representa en altorrelieve la figura de un personaje barbado, de cuidados rasgos que toca una vihuela de cinco cuerdas, reproducida con todo lujo de detalles. Probablemente del taller escultórico de la escuela de Aguilar de Campóo, al igual que la decoración de los capiteles del exterior y del interior.

La iglesia de San Cornelio y San Cipriano de Revilla de Santullán fue mencionada por primera vez en 1285 cuando el rey Sancho IV se la cedió al vecino monasterio de Santa María la Real. Es un templo de nave única canónicamente orientado, cilindro absidial y presbiterio. La zona más interesante es la fachada sur en la que, guarecida detrás del porche, se halla una magnífica y bien conservada portada, formada por seis arquivoltas decoradas con baquetones, zig-zags, y una espléndida representación de la Última Cena.

Esta iglesia es un claro ejemplo del románico palentino construido con piedra arenisca de tamaño regular, cuidadosamente cortada y colocada. La estructura original de finales del siglo XII y principios del XIII, apenas se ha visto alterada a pesar de las reformas posteriores. De esta época es la nave única de cuatro tramos, un presbiterio rectangular que precede al ábside semicircular, espadaña a los pies del templo, dos ventanas y la portada principal situada en el muro meridional. Posterior es el atrio, la sacristía, los contrafuertes, el baptisterio y el cierre del campanario.

Esta iglesia, magníficamente conservada es un claro ejemplo de la búsqueda, por parte de los arquitectos visigodos, de una forma de sus iglesias más adaptada a sus ritos que la típica basílica romana. Se trata de una planta basilical de tres naves, con tres cabeceras independientes, una en la nave central y las otras dos externas a las naves laterales.

La iglesia de San Juan de Moarves deslumbra por su espectacular portada a la que Unamuno definió como “Encendida encarnación” por su particular y espectacular belleza. El friso escultórico que hay en ella muestra a un majestuoso Pantócrator con los apóstoles dispuestos a ambos lados. En el interior del templo, destaca su magnífica pila bautismal en la que se repiten los mismos elementos que hay en el friso.

Esta iglesia representa junto a Santiago de Compostela, Jaca y San Isidoro de León, la cumbre del románico español del siglo XI. El templo consta de tres naves rematadas por sus respectivos ábsides, siendo más larga la nave central. A finales del siglo XIX y principios del XX fue reconstruida casi por completo por el arquitecto Manuel Aníbal Álvarez y Amoroso.

La iglesia de San Martín se encuentra situada en la localidad de Mudá, protegida por un gran peñasco al norte. Fue construida a comienzos del siglo XIII si bien, durante los siglos XVI y XVII fue remodelada completamente. Afortunadamente, conserva aún restos de su primitiva fábrica románica, tales como la espadaña, la portada meridional y una pequeña ventana situada en el lado sureste.

La iglesia de San Martín Obispo de Salcedillo consagrada el 11 de febrero de 1118,  fue volada durante la revolución minera de 1934 y posteriormente reconstruido en los años cuarenta con los fragmentos recuperados. Constaría en origen de una sola nave rematada en ábside semicircular precedido por un tramo presbiteral cubierto por una bóveda de cañón. Forma parte del conjunto denominado Románico Norte.