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TESORO DE GUARRAZAR

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Agradecimientos

Ficha realizada por nuestra colaboradora Lucía López García.

Notas previas

  • 1858: el tesoro de Guarrazar es descubierto en las proximidades de Guadamur, Toledo.
  • 1859: parte del tesoro, incluyendo la corona de Recesvinto, es comprado por el gobierno francés.
  • 1921: la corona de Suintila, obsequiada a Isabel II, es robada junto con otras piezas, aún hoy desaparecidas.
  • 1941: algunas piezas del tesoro regresan a España desde Francia, hoy expuestas en el MAN.
  • 2013: se retoman las excavaciones en Guarrazar y se descubre la basílica altomedieval.

Entorno histórico

Yacimienmiento de Guarrazar

Guarrazar puede entenderse como la ocultación planificada de un conjunto de objetos con un especial valor simbólico y económico, formado por piezas completas y probablemente en uso en el momento de la ocultación. Aunque la mayor parte de los materiales recuperados pertenecen a objetos votivos, con donaciones reales y de personajes de alto rango, la documentación conservada indica que también incorporaba material litúrgico, por lo que su caracterización como el ajuar procedente de una iglesia o lugar sagrado parece la más adecuada.

Dicho conjunto de piezas fue hallado tras unas lluvias torrenciales dentro de una especie de urnas de grandes dimensiones. Hasta hace poco se pensaba una ocultación precipitada por parte de los visigodos de todo el ajuar de las iglesias de la Urbs Regia, tras la llegada de los musulmanes a la Península en 711, con intención de protegerlas del saqueo de éstos. Las excavaciones llevadas a cabo entre 2013 y 2014 plantean una nueva versión: el tesoro hallado en 1858 sería un exvoto real que se albergaría en una basílica monumental existente en el propio terreno de Guarrazar. De ésta salieron a la luz unas enormes basas de mármol, respondiendo cada una de ellas a un diseño y unas dimensiones diferentes, lo que nos hace pensar en un expolio y reaprovechamiento de piezas de edificaciones romanas de la zona. A ésta basílica, centro del complejo, se le adosarían otros edificios: un reciento palacial y un monasterio.

Descripción

El descubrimiento


El descubrimiento fortuito de un conjunto de orfebrería de época visigoda en 1858 por dos vecinos de Guarrazar, una finca a 11km de Toledo, culminó con la venta de la piezas por dos lotes a plateros toledanos, quienes, en su mayoría, las fundieron. La cantidad de piezas aparecidas fue tal, que muchos plateros se negaron a seguir comprando por miedo a ser investigados por las autoridades.


Cada uno de los conjuntos corrió una suerte: el primero, descubierto por Francisco Morales, llegó a manos del diamantista José Navarro a través de un francés, Hérourt, amante de las antigüedades y conocido de Morales. Ambos recorrieron los establecimientos toledanos en busca de las piezas perdidas, consiguiendo reunir y dar forma a seis cruces y ocho coronas, entre la que se encontraba la de Recesvinto. Hérourt pagó 72.400 reales por las piezas, y marchó a París en 1859 para negociar su venta con el gobierno francés. Para dar apariencia legar al descubrimiento, éste había comprado la finca en la que habían aparecido el tesoro. El rápido eco de la noticia en España desató primero la intervención de la Comisión Provincial de Monumentos, primero, y la del Gobierno de la nación, después, que inició la rápida reclamación diplomática, una investigación judicial y excavaciones arqueológicas en el lugar, que desembocaría en la vuelta de parte del tesoro a España en 1941.


El segundo lote sufrió también continuadas mermas por ventas de su descubridor, Domingo de la Cruz. En marzo de 1861, ante la dificultad de dar salida a sus joyas, optó por obsequiar a la reina Isabel II las dos joyas que le quedaban, y entre ellas la corona de Suintila. En 1921 esta corona fue robada de la Real Armería del Palacio Real, y años más tarde otras piezas y fragmentos.


El tesoro de Guarrazar


Desde 1943, la mayor parte de los materiales de Guarrazar se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, que conserva un total de seis coronas, dos de lámina repujada y tres de estructura calada reticulada, además de la corona de doble chapa con dedicación de Recesvinto; Cuatro cruces con engastes y colgantes, incluyendo la perteneciente a la corona de Recesvinto, que representa la única asociación fiable entre cruces y coronas; Dos revestimientos con engastes correspondientes a los brazos de una gran cruz; un colgante con engastes en forma de letra Alfa, posiblemente asociado a la anterior, y dos fragmentos de cadenas, de ochos y de anillas. Completan el inventario restos de colgantes y cabujones (gemas, perlas y nácar), así como algunos fragmentos laminares de plata y cobre.


El Museo de Cluny conserva tres coronas, una de chapa simple, otra de lámina repujada y recortada, y otra con estructura calada reticulada; Dos cruces con engastes, una de ellas con inscripción, cruz de Sonnica; Un eslabón y un colgante con letra R, pertenecientes a la corona de Recesvinto; Una cadena con eslabones en 8 y algunos restos de cadenas, colgantes y cabujones.


La Real Armería conserva una corona repujada y calada con inscripción (corona de Teodosio); una cruz sin engastes con colgantes e inscripción (cruz de Lucecio), y una esmeralda tallada con escena de La Anunciación; tras los robos en 1921 y 1936 de la corona y la cruz del rey Suintila, una macolla correspondiente a otra corona, y una corona reticulada incompleta.


La cronología


La singularidad de las piezas conservadas y las distintas calidades técnicas documentadas en Guarrazar sugieren que nos encontramos ante un conjunto heterogéneo. Podemos diferenciar, al menos, dos talleres o momentos diferentes. Un taller antiguo, cuya fecha no puede determinarse con exactitud, pero que es anterior al reinado de Suintila (621-631), al que atribuimos la corona de chapa simple del museo de Cluny. En segundo lugar un taller reciente, al que corresponde la mayor parte de los objetos del conjunto y que cuenta con dos marcadores cronológicos fundamentales: los reinados de Suintila y Recesvinto (649-672). Entre ambos talleres, deberíamos situar la gran cruz procesional, procedente de un taller externo y probablemente fechable hacia el s. VI, a partir de la cual se fabricará la corona de Recesvinto.


Las coronas votivas




Las coronas votivas no son por lo tanto coronas personales o diademata, para que un rey se las ciña, sinocoronae, coronas votivas cuyo uso es esencialmente religioso. La existencia de este tipo de coronas votivas en el reino visigodo no parece que haya sido muy excepcional, sino todo lo contrario. A las coronas votivas de Guarrazar hay que añadir los escasos restos de las coronas votivas de Torredonjimeno, la corona donada por Recaredo al mártir de Félix de Gerona de la que hablan Gregorio de Tours y Julián de Toledo. Pero además contamos con el testimonio de la liturgia visigoda que dedicó oraciones con ocasión de la ofrenda de coronas y cruces. En el caso de las coronas de donación regia encontradas en Guarrazar se trata de una imitación consciente de los usos bizantinos, como de hecho pasaba en el ceremonial de la propia corte de Toledo. Si bien se discute mucho si en el reino visigodo imperaba la etiqueta bizantina o no, lo cierto es que Leovigildo introdujo por lo menos una parte del ceremonial regio a imitación del Imperio, aunque no podamos precisar en qué medida.


Los metales


La materia prima empleada en Guarrazar fue el oro aleado. Los resultados de las últimas investigaciones indican una tendencia a la relación directa entre la mayor pureza de la aleación y la mayor calidad de ejecución técnica del objeto. Por ejemplo, la corona regia de Recesvinto y su cruz asociada, las piezas más complejas, pertenecen al grupo de aleaciones con mayor contenido en oro. Otro rasgo a destacar es que no existe una relación entre la composición de estos materiales y la del monetario en oro de la época.  Incluso excluyendo de la muestra de comparación las monedas más devaluadas, acuñadas por los últimos reyes visigodos “tremisses”que no superan el 75% de oro.


Gemas y vidrios


Una de las principales características a destacar en Guarrazar es el predominio del uso de gemas naturales frente al de vidrios sintéticos, así como la variedad de estas gemas. Los tipos mejor representados son el zafiro azul; la perla y el nácar, así como el granate, conservándose numerosos fragmentos. Se identifica también el uso de cuarzo amatista; esmeralda; cuarzo hialino; calcedonias azules y marrones; cordierita-iolita; adularia y aguamarina. El segundo factor a destacar es la diversidad de las procedencias. Se ha establecido que los zafiros y granates proceden de Sri-Lanka, y que 11 de las 14 esmeraldas identificadas proceden de las minas de Habachtal, en Austria.


Establecer la procedencia de los demás materiales es más dificultoso, aunque para cuarzos, amatistas,perlas111 y nácar podría apuntarse un origen oriental (Mar Rojo, Golfo Pérsico, Golfo de Mannar o costa de la India). Todos estos datos indican que estamos ante un taller con fácil acceso a este tipo de materias primas, probablemente a través de talleres lapidarios que a su vez contaban con diversidad de recursos y de fuentes de abastecimiento. El vidrio sintético jugó un papel secundario en Guarrazar, y se utilizó fundamentalmente como complemento de color.



Conclusiones

Podemos decir que el tesoro de Guarrazar es el mayor exponente de orfebrería visigoda a nivel europeo, seguido del tesoro de Torredonjimeno, en Jaén. Desde su descubrimiento azaroso, hasta los avatares de su existencia convulsa, nos hace hoy lamentarnos de la parcialidad del conjunto, pudiendo únicamente imaginar la suntuosidad del lote completo originario de oro y piedras preciosos. El origen del tesoro sigue siendo incierto, ¿ofrenda regia a la basílica platina de Guarrazar bajo la advocación de Santa María, u orfebrería procedente de las iglesias de Toledo? Sea como fuere, estas piezas son claves para entender la riqueza de la cultura visigoda, pues por desgracia, conservamos pocos vestigios de lo que fue Toledo, la Urbs Regia.

 

Bibliografía

FRANCO MATA, Á., “Artes suntuarias medievales en el actual montaje del Museo Arqueológico Nacional”, Anales de historia del arte, Nº Extra 24, 2014 (Ejemplar dedicado a: VII Jornadas Complutenses de Arte Medieval. Splendor. Artes suntuarias en la Edad Media hispánica), pp. 147-171.

GARCÍA VUELTA O., PEREA, A., “Guarrazar: el taller orfebre visigodo”, Anales de historia del arte, Nº Extra 24, 2014 (Ejemplar dedicado a: VII Jornadas Complutenses de Arte Medieval. Splendor. Artes suntuarias en la Edad Media hispánica), pp. 245-271.

MOLINA GÓMEZ, J.A., “Las coronas de donación regia del tesoro de Guarrazar: la religiosidad de la monarquía visigoda y el uso de modelos bizantinos”, Antigüedad y cristianismo: Monografías históricas sobre la Antigüedad tardía, Nº 21, 2004 (Ejemplar dedicado a: Sacralidad y Arqueología: homenaje al profesor Thilo Ulbert al cumplir 65 años / coord. por Antonino González Blanco, José María Blázquez Martínez), pp. 459-472.

PEREA, A., El tesoro visigodo de Guarrazar, Madrid, CSIC, 2001.

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